Cambio de sentido

Para la libertad

De la merma de la libertad interior y la razón común saca tajada el populismo, que es el real enemigo del pueblo

Como ferviente devota de Heráclito, paso estos días atenta a lo que pasa y se pasa, a los cambios, notables y sutiles, de las cosas. (Mayo ayuda, con sus continuos chaparrones y candilazos). Leo en el diario acerca de los efectos psicofísicos del confinamiento y corroboro que ya me he encontrado con conocidos irreconocibles: barrigas en cuarto creciente, anarquía capilar, lozanos, mortecinas. En lo personal, el encierro da ocasión de coincidir con una misma en el pasillo y fliparlo, ("Después de tanto buscarme/ por fin me he encontrado… -escribió Sergio Franco-. La verdad, me esperaba más alto"). Hay quien incluso se esquiva a sí mismo, blindando las rendijas con rutinas que no dejen pasar la incertidumbre. No fuimos educados para el vértigo. Esta nueva época está siendo un observatorio, incluso un laboratorio para los auténticos enemigos de los pueblos, que son quienes, en lo económico y lo político, pretendan imponer su beneficio y voluntad convenciéndonos de que son las nuestras.

Ca una es ca una, y ca una jase sus caunás, dice la voz popular. Los días confinados nos habrán sentado a cada cual de una manera, pero he observado ciertas constantes, que rentabilizan quienes tratan de hacernos entrar al engaño. Enumero: 1. Hay propensión a que todo nos crispe y aflija. Ello faculta la polarización social, donde sólo hay blancos y negros, nunca grises. Frente a la fértil indignación, la crispación es estéril, sólo de provecho para los del "divide y vencerás". 2. El blanco y el negro son colores intercambiables. Sostener una cosa y su contraria es uno de los rasgos de la Nueva Normalidad. Hay quien clama "¡esto es un atropello a la libertad!" a la vez que sostiene que nos tendrían que haber encerrado mucho antes. 3. La reacción es la norma, frente a la respuesta, que es la excepción. 4. Razonar y dudar es incómodo y pesado; si alguien se siente cuestionado lo mejor es soltar un "pues anda que tú". 5. Mientras tanto, ahí fuera, cae muerta la generación de mis mayores. De toda esta tragedia y merma de la libertad interior, que es la primera, y está compuesta de dignidad, corazón y razón común, sacarán provecho los proselitistas más ardilosos. ¿Nos acabarán convenciendo, además, de que lo hacen en nombre de la libertad? Menester será no consentirlo. Que no nos vendan más que desean que cuanto antes recuperemos la Libertad quienesquiera que quieran, ensuciando su nombre en provecho propio, arrebatárnosla.

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