Luces y sombras

antonio / méndez

Los nuevos Suárez

EL humillante pacto de Mijas entre el PP y Ciudadanos ha saltado por los aires a los 23 días. El alcalde del partido naranja, con sus cinco de 25 concejales, se siente intocable y acaba de exhibir su poder. Respondió al órdago que le planteó su antecesor, el popular Ángel Nogal, que le amenazó con romper el acuerdo, con la destitución de las delegaciones de quinta categoría que le había concedido a su benefactor.

Y eso que el nuevo regidor había llegado a la conclusión de que su predecesor en el cargo, tras pasar cuatro años al frente del Ayuntamiento, reunía méritos suficientes para dirigir, por ejemplo, el archivo municipal. Nozal prefirió tragar quina y encajar sin rechistar el desprecio de su coligado con tal de conservar su empleo y sueldo de primer teniente de alcalde. Y supongo que incluso le estará agradecido, porque estaba convencido de que el PSOE habría hecho lo mismo que él: entregarle el primer sillón municipal al tercer partido en resultados el 24-M , con la diferencia de que si se hubiera dado ese caso ahora percibiría el sueldo de concejal en la oposición y no hay color.

Pero Nozal explotó al conocer que Juan Carlos Maldonado restituía como jefe de la Policía Local a un funcionario al que él había apartado del puesto. Nada que ver con que el intendente en sus ratos libres no dudara en mostrar públicamente sus simpatías por el PP y con el paso de los años ahora se ha decantado por Ciudadanos. Al fin y al cabo, es lo que le ha pasado a muchos votantes populares, por lo que la culpa del cambio de chaqueta se la debe hacer mirar el partido resentido. También Maldonado se cayó del caballo y descubrió lo poco demócratas que eran sus compañeros del PSOE, cuando se presentó a unas primarias y las perdió.

No conozco a Nozal. Atento cuando hacía méritos para alcanzar la Alcaldía en 2011 y si te vi no me acuerdo al lograr el objetivo. Ni más ni menos que otros ex munícipes de postín de la Costa. Pero desde luego ha dejado claro que la cabeza no consigue controlar sus pulsaciones. Es iluso pensar que a unos días de que el PP alcance mañana el deseado gobierno de la Diputación, para lo que necesita el voto de Ciudadanos, la dirección de su partido iba a mover el meñique por su causa.

Y mientras Maldonado intenta imponer su nuevo estilo. De momento, ha conseguido una entrevista con su homóloga de Fuengirola, el municipio limítrofe con el que siempre están a la gresca. Ya mismo empieza a incorporar a su discurso la palabra consenso o el "puedo prometer y prometo". Los dirigentes de Ciudadanos se han impuesto como meta convertirse en los nuevos Adolfo Suárez de la política española. Y a Nozal no le deja ni el archivo.

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