EL pasado viernes amanecimos con la noticia de que Rajoy había conseguido 60.000 nuevos seguidores en su cuenta de twitter en sólo 12 horas, con la particularidad de que eran seguidores árabes -será por aquello de la alianza de civilizaciones zetapeniana- y con cuentas falsas, es decir, comprados, ya que hay compañías que se dedican a la venta masiva de estos 'followers' digitales.

Y es que por el módico precio de 17 dólares se pueden comprar 1.000 seguidores en twitter en alguna de las empresas dedicadas a esta extraña actividad, oscilando los precios entre esta excepcional oferta y los 57 dólares de la más cara. Así que, con estos rebajones en el precio de los amiguetes, puede uno convertirse rápidamente en una estrella de las redes sociales, eso sí, con el peligro de que a seguidores más baratos, peor calidad de sus peloteos y adulaciones.

Y este parece haber sido el caso de Rajoy, al que se le ha visto enseguida el plumero con este porrón de zombies digitales -por supuesto, ya eliminados-, comprados de la noche a la mañana, tal y como ha puesto de relieve el conocido tuitero Moe de Triana, que ha sido quien ha destapado este cibernético pastel.

Pero si le da la risa con todo este culebrón de las redes sociales, el tema no acaba ahí, porque, a raíz de esta burda falsificación por los gestores de la cuenta de twitter de Rajoy o por quien sea, se ha descubierto por la auditora de redes sociales Status People -que mide la veracidad de la influencia en la red- que sólo el 37% de los 580.000 seguidores de Rajoy son reales, siendo el resto, el 67%, cuentas falsas que muchos ni tan siquiera se molestan en disimular, abundando los "huevos", que es la imagen que aparece por defecto en las cuentas recién creadas de aquellos que pasan de identificarse con su foto y que tampoco pierden el tiempo en sacarlas de las agencias fotográficas.

Hay quienes ya han salido en defensa del presidente señalando que se trata de una campaña de desprestigio, porque comprar seguidores falsos y añadirlos a la cuenta de una tercera persona lo puede hacer cualquiera, mientras que otros opinan que todo este lío es producto de un pique con Pablo Iglesias, que tiene 525.000 seguidores, por lo que era un objetivo del equipo de twitter de Rajoy superarlo cuanto antes.

En fin, sea como fuere, ciberataque o ciberplan, ridículo espantoso a causa de esta fiebre loca por las redes sociales y que en nada favorece al presidente, que debería mantenerse al margen de cualquier competición por liderar la influencia cibernética y dedicarse a sacar a los españoles de a pie de esta crisis que no acaba…