De oca en oca

El supremacismo no entiende de igualdad y el socialismo trata de vestir de equidad lo que es insolidaridad

En principio la investidura iba a ser muy rápida, y el pacto con Podemos fue inmediato. Después ya se ralentizó la cosa, pero seguro que era antes de fin de año. Ahora parece que llegará como regalo de reyes, pero con cierta prudencia. ¿Puede un país aguantar así mucho tiempo? El problema es que España sigue funcionando y estamos acostumbrándonos a que algunas cosas vayan incluso mejor que cuando hay políticos al frente. Parece que, después de tanto tiempo, habrá que agradecerle al malagueño Cánovas del Castillo la creación de la administración y del funcionariado, que nació para evitar los, ya por entonces, conflictivos periodos intergubernamentales.

El gran problema de este impasse es la falta de transparencia en que está sumido. Cuando en anteriores pactos de gobierno se han fijado los temas a priori, se han redactado punto por punto y se han presentado a la ciudadanía, al menos quedaba asegurada la legalidad de todo lo acordado. Ahora tenemos la sensación de que hay tantos puntos inconstitucionales en liza que sería incluso delictivo firmar algunas de las propuestas, sin perjudicar a gran parte de los españoles.

Pero el supremacismo no entiende de igualdad y el socialismo trata de vestir de equidad lo que en el fondo es insolidaridad. Y los efectos perversos de dejarse llevar por los que nunca pensarán en nadie más allá de su terruño idiomático empiezan a pasar factura. La intervención en la actual economía andaluza, debido al desastre económico del año 2018 cuando el gobierno de la propia ministra de hacienda estaba al frente de dichas cuentas, es una auténtica desfachatez. Esa esquizofrenia, que ya trataba de resolver Platón en su obra La República mediante el ¿Quis custodiet ipsos custodes? o "¿quién vigila el vigilante?", está hoy más presente que nunca. Y un procedimiento básico indica que un auditor no debe auditar aquellas cuentas en las que él mismo haya intervenido. Sólo de pensar que esta clase política pueda seguir al frente es preocupante, porque al final la situación provocada en Andalucía es ridícula y el boomerang sobre el propio PSOE está siendo demoledor. ¿Se imaginan a la propia ministra explicando a las instituciones europeas que, tras su enorme fracaso al frente de las cuentas salpicadas por los ERE, ha intentado darse una lección política a si misma y se ha autocensurado con la máxima rigurosidad pero sin dimitir?. Sin comentarios.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios