EN la antigua al-Andalus, los musulmanes y los cristianos mozárabes sellaban sus pactos con un apretón de manos, práctica conservada en no pocos municipios hasta bien entrada la posguerra. La palabra valía más que la sangre y deshonrar lo pronunciado se consideraba delito. Fueron los judíos (ay, los judíos), acusados por esto de desconfiados (pecado histórico añadido al de la usura para castigo de la estirpe hebrea: la desconfianza se parece demasiado a la impiedad en algunas mentes), quienes pidieron una firma abajo para evitar malentendidos. Sus motivos tenían: siempre quien ha hecho la ley ha hecho la trampa. Un pacto, de cualquier forma, es una cosa seria. Lo que me pregunto es cómo se acordarán las alianzas políticas, los pactos en virtud de los cuales los contrayentes se comprometen a no alcanzar pactos con terceros para violar los anteriores pactos y arrebatar alcaldías o puestos de influencia. Ahora, en Benaoján, IU ha roto el pacto de no agresión que mantenía con el PSOE y ha establecido un pacto con partidos de izquierda e independientes del pueblo para arrebatar la Alcaldía a los socialistas porque anteriormente el PSOE había roto el pacto que mantenía IU según el cual siempre se respetaría la lista más votada al alcanzar un pacto con el PP y otro grupo independiente para hacerse con la Alcaldía, cuando la lista más votada había sido la de IU. ¿Cómo se producirán, insisto, estos acuerdos y desacuerdos? ¿Primero una firma en un contrato, o un apretón de manos, o una convidá a gambas y luego todo al garete, ya no te junto? ¿Y cómo se sella un pacto entre IU y Falange Auténtica en Ardales? ¿Pelillos a la mar, venga esa mano, mejor no, vamos a toquetearnos lo justo? Al final todo este quilombo no viene más que a añadir agravios al daño que se le produce al votante en el momento en que no se contemplan listas abiertas. Si ni los partidos ni los métodos son democráticos, ¿qué democracia es ésta? Cualquier día el pacto lo firman con el diablo.