Los pactos tienen precio

PSOE y Ciudadanos intentan abaratar sus riesgos en futuros acuerdos. Podemos pone tanto interés que le saldrán caros

Tregua de tanteo de todos los partidos. Cada uno pone precio a su eventual contribución a un futuro gobierno nacional antes de empezar la carrera para la segunda vuelta electoral de europeas, autonómicas y municipales. Después se negociará en serio. En Andalucía se juega una porfía suplementaria: quiso Juanma Moreno, temerariamente, ponerse el foco de atención previo a las elecciones generales con una falsa celebración de los primeros 100 días de su gobierno, adelantada en nueve jornadas. Pretendía un efectollamada, ofrecerse de ejemplo, ser un reclamo nacional: voten como en Andalucía, que nos va divinamente, parecía querer decir. Este alarde de arrogancia salió fatal el domingo y que se escondiera tras la debacle ha sido criticado por propios y extraños.

El mercado de futuros señala precios de posibles pactos. PSOE y Ciudadanos abaratan riesgos. Sánchez cual monarca, recibe lunes y martes en La Moncloa. Un acto impropio de un presidente en funciones; debería sondear a los otros líderes en Ferraz o el Congreso. Los socialistas quieren hacer un gobierno monocolor y hablarán con todos sin comprometerse con nadie. Traducido: el que quiera acuerdos de investidura, legislatura o de gobierno, tiene que dar mucho y esperar poco a cambio. Un aviso a sus socios en la moción de censura, hacia donde mira entusiasmada su afición. Sobre todo a Podemos, que ha sufrido un batacazo, pero tiene una llave pequeña pero valiosa del próximo ejecutivo. Sánchez también manda una señal a los nacionalistas, expertos en pescar grandes piezas con poca caña. La única manera que tiene Podemos de paliar su caída electoral es un pacto de gobierno o como poco de legislatura. Una contribución que les saldrá cara, salvo que tengan mucho que ofrecer para acordar el gobierno de grandes ciudades y autonomías clave. Y eso depende del 26 de mayo.

En Ciudadanos siguen negando el pan y la sal a Sánchez, pero entreabren la puerta al entendimiento local o regional. Su objetivo fundamental el 26 es consumar su sorpasso al PP y no van a cambiar de discurso después de lo rentable que les ha salido la primera vuelta. Y además, por si se requieren sus votos para la investidura o incluso para una coalición gubernamental, se dan a valer. PP y Vox no cuentan para la aritmética de pactos en el Congreso. Pero los populares serán decisivos para formar ayuntamientos y queda por ver si retienen poder territorial. Hay todavía mucha tela por cortar.

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