La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Como las paga el vulgo...

La correspondencia entre nivel educativo del consumidor y calidad de la oferta es inmediata en TV

Desaparece Pasapalabra tras el fallo del Supremo que da la razón al grupo británico propietario de los derechos en su disputa con Mediaset. Una complicada batalla iniciada hace una década. Telecinco pierde uno de sus pocos programas presentables (impresentable: "de escasa calidad moral o intelectual") con gran audiencia. El hueco lo llenará de momento una extensión de Sálvame. Más de lo mismo de la programación que da el liderazgo a Mediaset. El miércoles se leía en Fórmula TV: "GH Vip sigue imbatible en sus entregas y lo demostró anoche con la emisión de GH Vip: Límite 48 horas. El programa de Cuatro no deja de crecer sumando un impresionante 26,1%". En sus emisiones a través de Tele 5 yCuatro GH VIP alcanza picos de casi tres millones de espectadores. El pasado sábado Sálvame Deluxe, con 1.617.000 espectadores, derrotó al derbi Real Madrid-Atlético de Madrid, que tuvo 1.305.000.

La cadena pierde mucho con la retirada del concurso. Rosario G. Gómez, en El País, lo ha sintetizado bien: "El concurso es para Telecinco un contenido estratégico: limpia el rastro de los cotilleos, improperios y alaridos que deja Sálvame y es el mejor telonero de un telediario". Pero por mucho que pierda está claro lo que la hace imbatible: esos cotilleos, improperios y alaridos. Nada que objetar. La telebasura o la telecutre sólo son reprobables cuando las emiten las televisiones públicas, cosa frecuente como bien sabemos los andaluces. Lo demás es oferta y demanda, libre elección de la audiencia, lo que tan formidablemente y con tan brillante ironía diagnóstico Lope de Vega hace exactamente 410 años: "Escribo por el arte que inventaron / los que el vulgar aplauso pretendieron, / porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto".

Hay que matizar. No hace falta que les recuerde que desde Cervantes, Lope y Shakespeare hasta hoy, pasando por Dickens, Balzac o Galdós, ha sido posible dar gusto a quien paga, no sólo sin sacrificar la calidad, sino creando obras maestras. O que los considerados símbolos y cumbres de la literatura, Shakespeare y Cervantes, crearon con éxito cara al público. Si nos vamos al cine, resulta que en la lista más seria de las mejores películas de la historia, Vértigo, cine comercial de género, ha arrebatado el primer lugar a Ciudadano Kane. Pero el universo televisivo es otra cosa. ¿La clave? El nivel educativo de la audiencia.

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