Postales desde el filo

José Asenjo

La palabra del año

SIN lugar a dudas, la palabra del año es postureo. El éxito del vocablo ha sido fulgurante, parece que si no se pronuncia no se pude hablar de esta larga incertidumbre poselectoral. Se aplica de forma despectiva a determinadas actuaciones de los líderes políticos. No digo que no haya motivos, pero es una fórmula simplificadora. El resultado electoral no facilitó las cosas. Sobre todo si tenemos en cuenta que las últimas dos décadas han estado dominadas por la crispación política. PP y PSOE más que adversarios han sido enemigos que pretendían aniquilarse. Los nuevos entraron queriendo arrasar lo viejo. Con esos antecedentes, pasar de intentar destruirse a tratar de entenderse exige un cierto periodo de descompresión. Durante la campaña no estaba claro si se trataba de una confrontación de lo viejo con lo nuevo o de la izquierda con la derecha. Después del 20D no habrá gobierno en nuestro país si de una y otra diferencia no surge una síntesis. En eso consisten los pactos. Que Sánchez y Rivera no sumen los escaños necesarios no desmerece el mérito de haber puesto la primera piedra. Mientras que postureo debe ser proclamar que se quiere pactar a la vez que se ponen todas las trabas para imposibilitarlo.

Se repitió mucho la susodicha palabra tras el encuentro del pasado miércoles entre Sánchez e Iglesias. Demasiada parafernalia para tan poco contenido, aunque en realidad también los medios habían inflado previamente las expectativas. Sabemos que el líder de podemos es más animal mediático que político. Con su sobreactuación de libros y paseos desvía la atención de lo que nos debería importar. Trazar una línea infranqueable entre izquierda y derecha imposibilita cualquier solución. Tiene razón Sánchez cuando afirma que la izquierda no suma los 176 escaños necesarios. Basta con hacer una simple suma. La paradoja de Podemos, o su postureo, es negar todo acuerdo con Ciudadanos, por ser de derechas, mientras su alternativa pasa necesariamente por sumar al PNV o DYL. Ambos más de derechas y mucho más conservadores que C's. Es evidente que la defensa del equilibrio territorial y la cohesión social es una seña de identidad de la izquierda, mientras que el secesionismo implica justamente lo contrario. Si no es postureo, si que es una grave incoherencia rechazar con una mano toda posibilidad de acuerdo con C`s, mientras se pasa la otra por el hombro de la derecha nacionalista.

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