La mar de historias

Juan Carlos / cilveti / puche / Maritimas@malagahoy.es /

El pasado existe

AUNQUE los acontecimientos del pasado no suelen interesar demasiado, quizás, un somero vistazo a lo que años atrás se vivió en las aguas malacitanas, evitaría alguna que otra metedura de pata si hablamos, por ejemplo, de escalas crucerísticas.

Sin olvidar; y por supuesto, valorando muy mucho las últimas visitas de los más importantes buques de turistas que navegan por el mundo, pensar que el éxito crucerístico malagueño tan sólo se remonta unos cuantos años atrás, es, por decirlo de alguna manera, un importante error que, en mi modesta opinión, debería ser subsanado por los que casi a diario nos venden las excelencias de los atraques de este tipo de barcos.

Y aunque existen infinidad de ejemplos (y no exagero), hoy les hablaré de una significativa visita acontecida en el año 1952. Realizando un viaje turístico de 60 días en los que se tocaban 17 países diferentes en 21 escalas, el 15 de febrero, llegaba procedente de Gibraltar el Britannic. Navegando bajo la contraseña de la compañía Cunard Line, este trasatlántico de 26.943 toneladas de registro bruto y 217 metros de eslora, construido por encargo de la naviera White Star line, la propietaria del afamado Titanic, realizaba uno de los pocos viajes turísticos que cumplimentó en su prolongada vida de mar.

Fondeado en la bahía y con 500 turistas norteamericanos, el Britannic, al que le esperaban 6 autobuses y un considerable número de taxis (algunos de ellos venidos de otras provincias andaluzas), tras desembarcar a la gran mayoría de sus pasajeros para que visitaran Granada, permaneció en aguas malacitanas durante dos días. Unas intensas jornadas de turistas de barco que nada tienen que envidiar a las que se viven en nuestros días.

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