La tribuna

manuel F. Sánchez Blanco

Qué está pasando aquí

LA bandera que levantó Podemos en las elecciones europeas pasadas (esencialmente: defensa del ciudadano en general y de los más desprotegidos en particular frente a los poderes dominantes, lucha sin cuartel contra el paro, la pobreza y la desigualdad) la está también portando un partido emergente (en el ámbito nacional) que, día a día, va subiendo como la espuma en intención de voto. Me refiero, como ya habrán adivinado, al partido de Albert Rivera, Ciudadanos.

Las últimas encuestas le dan cerca de un 14% de los votos, con un crecimiento espectacular en los últimos meses. No así Podemos, que baja un poco (mi pronóstico para este partido es que estará finalmente entre el 20 y el 25%). Los dos partidos que nos han gobernado en estas décadas aguantan el chaparrón como pueden (o sea, mal), el PP sobre el 22.5% y el PSOE sobre el 19.5%. ¿Qué está pasando? ¿A qué se debe este nuevo e imprevisto escenario político?

Pienso que la sociedad española, o gran parte de ella, tiene decidido que las cosas en este país deben cambiar. Que el modelo bipartidista ha llegado a su fin agotado por sus protagonistas, que el chantaje de los partidos nacionalista debe terminar… que ahora tienen, tenemos, la oportunidad de que nuestro voto sirva para algo más que decidir si gobierna el PP o el PSOE.

La corrupción de estos gobiernos y la sinvergonzonería de algunos de sus dirigentes es ya insoportable. El estado de las autonomías diseñado por la Constitución dispersó la caja única del Estado en 17 cajas autonómicas y éstas a su vez la dividió entre innumerables organismos. ¿Resultado? Nadie, absolutamente nadie, pedía explicaciones del gasto (incluso la UE) y cuando el dinero lo tienes al lado y sabes que es improbable que alguien te pida explicaciones si metes la mano, pasa lo que pasa: expolio y saqueo del dinero público al que estamos asistiendo un día sí y otro también en todo el país desde hace tiempo.

Sucede, además, que los españoles nos hemos vuelto más activos en política, hablamos continuamente de ella. Nos hemos vuelto más solidarios, más comprometidos con nuestro entorno y con sus problemas, más activos socialmente. Hemos aprendido que la política nos puede afectar de un modo determinante en nuestras vidas cotidianas, y que, por tanto, no estamos dispuestos a que sólo cuenten con nosotros cada cuatro años.

Nos hemos digitalizado. España es el quinto país del mundo en el uso de redes sociales. El primer país europeo en el uso de Whatsapp. Ello nos lleva a opinar e intercambiar opiniones de los acontecimientos de forma inmediata, a oír otras voces que no impongan los medios…Vivimos un proceso de cambio muy acelerado de nuestra sociedad que clama nuevos modelos.

Y aquí es donde aparecen Podemos y Ciudadanos. El primero con posturas más radicales, más rompedoras, me atrevería a decir que más juveniles. El segundo con casi las mismas posturas pero desde el respeto al orden jurídico establecido y a los compromisos contraídos (con la UE y los mercados básicamente). Los primeros desde fuera para remover todo lo que no funciona, los segundos desde dentro para remover lo posible sin sobresaltos ni saltos al vacío.

Leí la entrevista digital que le hicieron los lectores a Albert Rivera hace unos días. Confieso que estuve de acuerdo con él en muchas de sus respuestas (necesariamente breves: defensa de la unidad de España y Europa, medidas verdaderas contra los desahucios, acabar con los privilegios territoriales, rescate de los parados y los jóvenes y no sólo de la banca, ley electoral justa, no congelar la economía sino reactivarla…). Quizás les falte dar otro paso al frente. Podemos, sin embargo, al partir de posiciones mucho más atrevidas, está dando pasitos hacia atrás para ajustar su proyecto y hacerlo viable.

Pero, ¿qué pasa con los otros dos partidos mayoritarios? ¿Los he olvidado? ¿No me interesan? Nada de eso, sino todo lo contrario. Me gustaría verlos adaptarse a estos nuevos tiempos. A esta nueva situación de la que vengo hablando. Siguen siendo necesarios, pero deben renovarse arrojando lastre. Jubilar a la vieja cúpula, tomar medidas ejemplares contra todos aquellos que utilizaron sus cargos para enriquecerse ilícitamente… Gestos y actuaciones que nos hagan creer de nuevo en ellos. Ese es su reto.

Hoy, las antiguas ideologías de nada sirven y nada nos dicen. Ha habido muchas perversiones y muchos abusos de siglas históricas que lucharon por la libertad y la democracia de este país. Hoy, esos partidos tienen que decidir si están con los ciudadanos o están contra ellos y al lado del dinero. Así de fácil, así de difícil.

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