LAS cosas importantes, como la vida misma, pueden empezar con algo pequeño. Y diez centímetros le han bastado a los socialistas malagueños para revivir. Resulta que estaban ahí, sotto voce, y la denuncia de la estrechez de las plazas del parking de La Marina les ha devuelto a portada.

Como decía Bernard Cohen -en aquellos años en que los coches eran tan pequeños que los aparcamientos del subterráneo parecían grandes-, los medios no pueden decirle a la gente qué tiene que pensar pero sí son eficaces indicando a la opinión pública sobre qué tiene que pensar. No cabe duda de que el PSOE ha acertado al traer al debate local la incomodidad de estas plazas; sintoniza con un tema que muchos ciudadanos habían denunciado a través de los cauces oficiales o, cuanto menos, de las redes sociales y para eso están los partidos. El caprichoso azar o la política de recolocación de concejales caídos de Paco de la Torre han querido que Raúl López fuera antes el responsable de Movilidad y, ahora, el gerente de los aparcamientos municipales. Así tendrá la oportunidad de resolver desde su nuevo cargo lo que no hizo cuando era edil.

Los de María Gámez estaban buscando aún su tradicional sitio de líderes de la oposición pero parecían haberles movido la silla desde mayo. El inestable equilibrio entre facilitador del gobierno y miembro de oposición de Juan Cassá, aderezado con su facilidad para soltar titulares y su peregrinación por los actos populares, le había permitido aumentar su grado de conocimiento en la ciudad. Y Málaga Ahora había conseguido algunos pequeños hitos, como imponer a su candidata para dirigir la televisión local. El PSOE evidenció, en dicho caso, su falta de cintura negociadora y su incapacidad de liderar una respuesta conjunta frente al PP. Recurrió a la pataleta de la oxidada pinza política, desenterrada veinte años después, para criticar que los populares votaran la propuesta de los socios malagueños de Podemos para que no resultara elegido el propuesto por ellos. Unos y otros demostraron que les importaba más que perdiera su tradicional rival que el futuro del medio municipal. La periodista ganó por un voto porque, en política, las cosas importantes - como las dificultades de los socialistas para lograr compañeros de viaje - también puede observarse en algo pequeño.

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