Los pies de Podemos

Está claro que este movimiento de Errejón deja a Podemos en una máxima fragilidad

Es frecuente describir el momento político actual como de situación líquida, tratando de expresar así la escasa solidez y la permanente fluidez de los acontecimientos, que parecen tener una dificultad especial en consolidarse. Pero si seguimos con esta inconsistencia permanente y en estos cambios súbitos de comportamientos tendremos que empezar a calificar la situación de gaseosa, pues las circunstancias políticas comienzan a ser etéreas y evanescentes. Cuando aún no se ha asimilado el brusco cambio electoral en Andalucía y los efectos que la irrupción de Vox puede tener en la política española, la enésima crisis de Podemos vuelve a poner patas arriba el panorama electoral próximo.

La espantada de Íñigo Errejón es por ahora el último capítulo de una secuencia agónica de deshilachamiento de esta nueva izquierda. Los hechos revelan que la construcción de un partido no es una tarea fácil ni que pueda improvisarse a base de voluntarismos y ocurrencias. Desde un principio, la amalgama ideológica y organizativa de Podemos, a caballo siempre entre el movimiento asambleario y el centralismo democrático, presentaba dificultades de supervivencia. Las confluencias, cada vez más autónomas, y las corrientes, cada vez más enfrentadas, ofrecían un panorama de compleja gobernabilidad, donde los inscritos, (otra originalidad de difícil encuadre organizativo) respondía a criterios territoriales o ideológicos según las circunstancias. Si a este panorama se añade el carácter evidentemente personalista de su líder, Pablo Iglesias, que en un primer momento llegó a adoptar su propia imagen como el símbolo electoral del partido, no era muy difícil aventurar que la andadura de esta organización tendría contratiempos y dificultades. De este último enfrentamiento no ha sorprendido su existencia, pero sí su escenificación y trascendencia. Parecía evidente que proponer a Errejón como candidato a la Comunidad de Madrid era más un destierro que un reconocimiento, pero que esta sibilina decisión tuviera como réplica una deserción con armas y bagajes en este preciso momento no deja de ser un enorme terremoto para la organización morada. Quedan por conocerse sus réplicas y efectos.

Está claro que este sorprendente movimiento de Errejón deja a Podemos en una máxima fragilidad ante las próximas elecciones municipales y que esta organización debe aprender que o ajusta a la lógica política sus comportamientos organizativos y personales o le faltarán pies donde dispararse.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios