El pisito

A Cassá solo se le pide ahora que lleve la coleta limpia. Con 90.000 euros, tampoco le faltará para champú

Después de explicar la necesidad que tiene cualquier partido de ser sexualmente flexible a la hora de los pactos de gobierno, el profesor Maximum Shameless centra sus esfuerzos en demostrar que la política es una actividad de naturaleza promiscua en la que nadie debe escandalizarse porque se vea una teta en horario de menores. Lo que explica que Vox coincida con Bildu y Esquerra en rechazar el decreto de nueva normalidad sin necesidad de que se vuelvan socio-comunistas.

Para el profesor, la política es a los pactos lo que la noche, a los amores de barra. En el fondo, en ambos casos se trata de mojar, y como dice el refranero español, cuando las ganas de joder aprietan, ni los culos de los muertos se respetan. A fin de cuentas, junto con el descanso y la necesidad de saciar el hambre, constituye la triada de necesidades fisiológicas a las que el hombre, por muy puro que quiera ser, no puede resistirse. Por eso es normal que cualquiera busque el calor de unas manos que les sustenten cuando las suyas no valen para gran cosa, o simplemente no quiere manchárselas. Es lo que en las mujeres se ha llamado casarse por interés, y en el caso de los hombres, pegar un braguetazo. Aunque no deje de ser una forma fina de prostitución, más sutil y delicada que la burda compra de un tránsfuga a la vista de todos, cual señorita en la esquina de un polígono.

Aclarados estos aspectos, se entiende que Cassá se haya ido de Ciudadanos sin entregar su acta y confiándose a Santa Rita; que en Diputación le hayan nombrado portavoz y asuma las Relaciones Institucionales con el voto en contra de su vicepresidente (naturalmente despechado); y que el alcalde de Málaga le haga ojitos a la concejala de los naranjas en el ayuntamiento, que se ha quedado compuesta, pero no sin novio, porque nunca se pudo decir que Cassá lo fuera. En palabras de Shameless, el PP le ha puesto un pisito de soltera a Cassá, y tan normal es que en Ciudadanos tengan un ataque de cuernos como que aprendan a llevarlos con la dignidad a la que les obliga su posición. Para ello cuentan en estos difíciles momentos con el consuelo que pueda brindarle la dilatada experiencia de un veterano político como el alcalde de Málaga que, aunque nunca tuvo edad para flirteos, ya sabe lo que cuesta una querida caprichosa. A Cassá, solo se le pide ahora que lleve la coleta limpia. Con 90.000 euros al año, tampoco le faltará para champú.

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