TRECE millones y medio de españoles se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social. Es lo que refleja el principal indicador de Eurostat, la oficina estadística europea, que contempla tres variables: la carencia material severa, la baja intensidad del empleo y el riesgo de pobreza (en este último parámetro se incluye al que tiene ingresos inferiores al 60% de la media de la población).

El 29,2% de población de 2013 en serio peligro de ser pobres o directamente excluidos del Estado de bienestar que alcanzamos con el desarrollo del país supone tres puntos porcentuales más que en 2010. El llamado coeficiente Gini, que mide la concentración de riqueza en el interior de un país, refleja que en los años de la crisis el reparto de la tarta nacional no ha dejado de aumentar en desigualdad. Más españoles tienen menos y menos españoles acaparan más.

Menos mal que Mariano Rajoy se ha percatado de que los españoles ya no hablan del paro y de la miseria gracias a la política económica "como Dios manda" que él ha dirigido y a la que encomienda su destino electoral, con las consecuencias que se han empezado a ver el 24-M y las que se verán en las elecciones generales si el presidente no sale de su burbuja y se apercibe de que muchos españoles siguen hablando del paro, y parte de ellos ya ni siquiera hablan porque su vida entera está dominada por ese drama y no les compensa darle más vueltas al tema por pura higiene psicológica. Para no amargarse más de la cuenta.

Estoy convencido de que superaremos la crisis y de que los avances en esa dirección, aun siendo incipientes y dependientes de factores externos, terminarán consolidándose. Lo peor ha pasado. También estoy convencido de que cuando salgamos de la crisis lo haremos en una sociedad más desigual que antes de ella, con más gente extirpada del sistema, y parte de ella condenada a la permanencia en la exclusión. Cargaremos los españoles con una fractura social incalculable y una sociedad más injusta. Con todo lo que esa escisión conlleva de quiebra de la democracia (¿se puede considerar libre alguien que no puede pagar la luz o no comer carne dos días a la semana?).

Por cierto, sólo Murcia y Ceuta tienen relativamente más ciudadanos en riesgo de exclusión que Andalucía. Suscribo lo que escribía mi compañero Carlos Colón el miércoles dirigiéndose a Susana Díaz: "Somos los más pobres de entre los pobres, lo que significa desigualdad y sufrimiento imputables a ustedes, no a la derecha".