Crónica Personal

El 'procés': nuevo capítulo

La coalición nace con un engaño: que el independentismo lo respalda el 52% de los catalanes

Provocahartazgo porque se prolonga desde hace años, pero es inevitable seguir de cerca el llamado procés. Porque Cataluña es parte importante de España, o lo era -importante- hasta que la desbarataron sus gobernantes más recientes, y porque además el principal partido independista, ERC, sostiene al presidente Sánchez.

Puigdemont sigue pisando fuerte en el negociado catalán, y habrá que ver si Aragonés será tan dócil y servil como fue Qim Torra. Ha tragado mucho, se ha sometido a las presiones de la CUP y la ANC, los brazos armados del independentismo, el que mueve las calles, y ha aceptado que el partido de Puigdemont se quede con las consejerías que más papel tendrán en la futuro: Economía y Sanidad, Justicia -la situación de los presos es prioritaria- y Exteriores , ya que también es prioritario lanzar a los cuatro vientos internacionales que España es una potencia opresora de Cataluña y Puigdemont un perseguido por sus ideas. Cuela cada vez menos, pero esa idea aún la compran determinados círculos poco interesados en informarse.

Aragonés quería un tripartito con el PSC y En Comú, lo que demuestra que no mentía cuando declaraba que su idea era dejar aparcado un tiempo el proyecto independentista y ocuparse de los problemas más urgentes de los ciudadanos. Pero olvidaba que las elecciones las ganó el PSC, y Salvador Illa se negó, con razón, a ese tripartito si él no era presidente de la Generalitat. Aragonés no tuvo entonces más remedio que mirar hacia donde no quería mirar, los independentistas irredentos, y aceptar algunas de las exigencias de Puigdemont. No lo puede ni ver, pero a falta del PSC, sólo le queda Puigdemont. O nuevas elecciones, pero no las querían Aragonés ni Puigdemont, por si las ganaba nuevamente Illa y con más votos y escaños. Eso supondría el fin del Procés.

Los promotores de ese procés son talibanes y no se atienen a ningún razonamiento; además, esa estrategia no les va mal porque consiguen que Pedro Sánchez les haga concesiones. La coalición nace con un engaño: que el independentismo lo respalda el 52% de los catalanes. No es cierto: las cuentas son inamovibles y las últimas elecciones demuestran que solo el 27% de los catalanes apoyaron el independentismo. La situación es distinta a cómo la pintan los coaligados y sus satélites.

A este Gobierno de coalición, con un partido que quiere independencia ya, y otro cuando sea el momento adecuado, se le augura corto recorrido. A no ser que Pedro Sánchez le dé fuelle. Que puede ocurrir, porque a Sánchez le que más le importa es mantenerse en el poder.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios