Por un puñado de conos

Si son los mismos técnicos que estaban con el PSOE, por qué ahora se les enciende la bombilla con la nueva Junta

Rematadamente mal debería hacer las cosas, aunque tampoco es imposible, PP y Ciudadanos al frente de la Junta para que no se perciba el aire fresco que inyectarán a una administración acomodada y tremendamente ineficaz en los últimos años, después de casi cuatro décadas de hegemonía del PSOE. Cuando algunas soluciones sencillas se convierten en mundos imposibles de superar. Si la burocracia atenaza cualquier salida viable, solo cabe dejar paso a otros para que al menos durante un tiempo los vicios acumulados por la desidia y la patrimonialización de una institución no aparezcan.

El paradigma es el Parque Tecnológico de Andalucía. La joya de la corona de una industria tecnológica puntera, convertida en una isla asfixiada por el tráfico. Y, de forma paradójica, se trata quizá del mejor proyecto ejecutado en esta provincia por el propio Gobierno andaluz. Dos décadas con discusiones sobre si para mejorar la movilidad del recinto hay que llevar el tranvía o ampliar el Metro. Con la perdiz mareada del todo y los atascos en hora punta a la orden del día. Incluso con el temor si no la velada amenaza de que a algunas empresas no les resulte tan atractiva la tecnópolis.

Esta semana, después de unos minina obras ejecutada en apenas dos meses y que han costado menos de medio millón de euros, el nuevo Gobierno andaluz estrenaba varias soluciones de urgencia para intentar remediar el colapso habitual. Unos conos para convertir en esas horas de máxima afluencia de tránsito en reversible uno de los carriles de salida del PTA. Un semáforo en la fatídica rotonda que actuaba de ratonera. Un vial para darle una salida directa a la autovía a los vehículos procedentes de una barriada cercana, sin que deban mezclarse con los otros. Es pronto para valorar el resultado, pero hasta el momento la realidad es que funciona y hay una mayor fluidez. La pregunta que obviamente surge es por qué a esos técnicos del Gobierno andaluz, que son los mismos que trabajan en la etapa socialista no se les encendió la bombilla antes. O quién, si las medidas estaban sobre la mesa, impidió que se adoptarán.

El otro ejemplo clama al cielo. Las obras del Metro representan la peor de las pesadillas. El cúmulo de errores concatenados y unos ciudadanos sometidos a un calvario sin justificación alguna. ¿Cómo es posible que no haya remedio alguno para acelerar unos trabajos que han terminado con la paciencia de cualquiera?

La Consejería de Fomento decidió que en algunos tramos la obra funcionara durante las 24 horas al día. Y el Metro, por fin, parece que avanza. A veces para cambiar las cosas sólo se necesita un puñado de conos bien puestos.

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