Postales desde el filo

Un querido amigo

Fuimos compañeros de partido y amigos, algo poco habitual. Amigos de la infancia, de los veranos

El pasado domingo asistí al entierro de Paco Oliva. A pesar de mis muchos años, me sigue pareciendo inaceptable la muerte de un amigo querido. Deja un inmenso vacío entre los suyos, su mujer, sus hijos, sus hermanos, su círculo íntimo de amigos. Es lo que se suele decir, pero en su caso ellos eran su vida y siempre supo estar rodeado de los que tanto quería. La última vez que conversé con él fue precisamente en otro entierro, el de Eduardo Martín Toval, su rival en unas primarias. Paco mantenía inalterable su sentido del humor, a pesar de que ya peleaba con la terrible enfermedad que finalmente lo ha derribado. Tenía tanto sentido del humor como sentido común. Rasgos, uno y otro, cada vez más infrecuentes en la política. Fuimos compañeros de partido y amigos, algo poco habitual. Amigos de la infancia, de los veranos del Camino de Antequera. Muchos años después, cuando fui a mi primera asamblea del partido, estaba él y se acercó para ponerme al día de lo que allí se sustanciaba. Después, tuvimos la fortuna de vivir, desde primera fila, una época apasionante de la política española. Aunque no siempre estuvimos al mismo lado en las batallas internas. Algo que no enturbió nuestra amistad. De hecho, no le apoyé en aquellas primarias frente a Eduardo. Coincidimos en la corporación que salió de las primeras elecciones democráticas. Su nombre se había barajado como posible candidato a la alcaldía. Se marchó a mitad del mandato. Su carácter y su independencia de criterio hicieron incómoda su relación con un alcalde con una personalidad tan acusada como Pedro Aparicio. Dimitió y se fue en silencio, con discreción y elegancia. Después coincidimos en el Congreso en la primera legislatura de Felipe González. Su trayectoria política fue larga: diputado, europarlamentario, consejero, candidato a la alcaldía y de nuevo concejal. Pero de todo lo que hizo quedará como legado la Cónsula, su orgullo. Idea y obra suya que sólo hizo posible su tenacidad. También tuvo el acierto de nombrar director a Rafael Lafuente. En los últimos años le indignaba el deterioro de la institución que estaba poniendo en peligro tantos logros. Escribió artículos muy críticos, y cargados de razón, con el gobierno de su partido. Así era Paco, siempre mantuvo su independencia de criterio, nunca fue adulador, ni sacrificó sus ideas por un cargo. Admiré su integridad, su independencia y su inteligencia. Descansa en paz, amigo.

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