Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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La rebelión de los pobres

Mantra viral: "Lo que hay que hacer es preocuparse de lo que realmente importa a los españoles"

En mis insignificantes viajes a lo largo y a lo ancho del área metropolitana, intento encontrar "las cosas que de verdad interesan a los españoles", ese Santo Grial que dicen buscar nuestros próceres. Porque uno, al salir a la calle por las mañanas, no puede hacerlo a tontas y a locas, ha de tener una misión que cumplir. Y así completar el objetivo de pasos y calorías que controla tu reloj inteligente. Nada de regresar a casa antes de que tu pulsera fitness te haya felicitado con unas vibraciones o con luminarias en su pantalla. Es un trabajo que requiere tiempo y pegar la oreja para escuchar lo que dicen en la calle los populáricos, que es como la cantante Violeta Parra llama a las personas que no tienen otro interés que comer tres veces al día, tener un trabajo fijo, lavarse dos veces por semana, disponer de alguna camiseta de travesía, dormir a cubierto; que su equipo le gane a uno de los grandes o que la inepcia de los políticos actuales no nos lleve a una nueva y espantosa guerra civil, donde muchos mueran por sus ideas -o sin tener ni idea de por qué tienen que morir-, y unos pocos se queden con todo: la casa, el caballo y la pistola, sin importarles (o deseándosela) la muerte de tanta persona que no habrán cometido otros errores que los más comunes e inocuos de la condición humana. Pero si tienes un pobre en plantilla, puedes saber lo que le interesa a la gente más corriente, sin moverte de casa. Tener un pobre fijo no sale caro, por 5 euros al mes puedes hacerte con uno en muy buen estado, al que exigirás que no se dé al vicio con tus 5 euros y al que obligarás a usar hilo dental y a cortarse la barba. Le advertirás de que, la próxima vez que llame a tu puerta, se irá con las manos vacías si no trae puesta la camisa de flores que le regalaste hace un año. Le harás saber que no te agrada su falta de higiene y su razonar líquido. Y una vez hayas averiguado lo que le interesa, te esforzarás para que gaste los 5 euros de tu limosna en hacer frente solo a esas necesidades identificadas. Pero un buen día, tu pobre comienza a cuidarse de ti (¡insolente!) y te regala una pulsera con una medalla de San Antonio de Padua y te asegura -¿o te amenaza?- que tú la vas a necesitar más que él. ¡Cómo son los pobres! ¡Qué pérdida de tiempo preocuparse de lo que les interesa realmente!

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