La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Habrá recortes, tarde o temprano

Ensoñaciones de Sánchez: que Cs aprobará los Presupuestos con el PNV y ERC y que la UE nos ayudará sin condiciones

En la burbuja de autocomplacencia, adulación y subjetivismo en la que -como todo gobernante- vive, Pedro Sánchez está alimentando dos ensoñaciones riesgosas: que con su habilidad para la geometría variable y la nueva amistad con Ciudadanos sacará adelante sin despeinarse unos Presupuestos adaptados a la crisis del Covid-19 y que con la ayuda incondicional de la Unión Europea los españoles saldrán de la crisis sin necesidad de sacrificios. Todo va bien en el mejor de los mundos posibles (adiós, Voltaire).

Sobre lo primero, Sánchez no quiere darse cuenta de que Cs es incompatible con PNV y ERC y que no es lo mismo apoyar una prórroga final del estado de alarma que unos presupuestos llenos de concesiones a separatistas y soberanistas. Bueno, en realidad de lo que no quiere darse cuenta es de que los presupuestos ideados para una legislatura dirigida por la coalición PSOE-Unidas Podemos y propicia al chantaje nacionalista no sirven para un largo período de recesión y empobrecimiento. El más grave de la OCDE si hubiera un rebrote de la pandemia, según la propia OCDE.

Sobre lo segundo, por mucho que haya sido un éxito para España el pacto europeo para afrontar la crisis económica derivada, nadie en su sano juicio puede creerse que los millones de euros que nos llegarán, como préstamos o como transferencias, serán incondicionales, para un país sin presupuestos consensuados (los vigentes los elaboró Cristóbal Montoro) y para que un gobierno en minoría se los gaste como quiera. Así no funciona el invento.

Nuestra excesiva dependencia del turismo y los servicios y la fragilidad industrial explican, entre otras cosas, que suframos un retroceso económico como casi nadie y que la reconstrucción -con permiso del virus y sus viajes de ida y vuelta- vaya a ser más difícil y larga. Exigirá mucha inversión pública y, en lo social, mucho gasto. Comoquiera que los impuestos que van a implantarse o subir (tasa financiera, tasa Google, rentas altas) recaudarán bastante poco y los gastos sociales crecerán sin remedio y fuertemente, el déficit público se disparará por encima del 10%, y la deuda, tres cuartos de lo mismo. Algo que no puede durar para siempre, que la UE rechaza y los mercados castigan.

Por eso Pedro Sánchez no negó en el Congreso que fuera a haber recortes. Porque los habrá, tarde o temprano. Las deudas no se olvidan. Hay que pagarlas. Apriétense los cinturones. Otra vez.

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