HOY, 28 de febrero, es el día festivo más importante para Andalucía, porque nadie nos lo regaló, sino que lo ganamos con nuestro esfuerzo colectivo; seguramente es la única fiesta contemporánea en la que vive gran parte de la generación que la hizo posible; las demás o son religiosas o conmemoran acontecimientos históricos lejanos; es, pues, un día gozoso, pero que debe mantenerse reivindicativo, porque, en esta época de recortes, hay que estar atentos también a lo que pueda pasar con las autonomías; no se atreven aún a decirlo abiertamente, como tantas otras cosas, pero lo insinúan de forma velada; afirman que "hay que repensar España", como si esto no hubiera sido siempre así; responsabilizan de los problemas económicos actuales al déficit autonómico, en general, poniendo en duda las cuentas de Andalucía, en particular, sin recordar otras deudas, públicas y privadas, inmensas y absurdas. No olvidemos que fue el centralismo el que marginó a nuestra tierra.
Puede correr peligro la autonomía, como nuestros derechos individuales y colectivos conseguidos con tanto esfuerzo a lo largo de siglos; los recortes en igualdad de oportunidades, de género la primera, empiezan a vislumbrarse ya en acciones y declaraciones de este Gobierno que con dos meses de vida, y amparándose en la crisis, decreta cada día lo que nos "conviene"; referiré una que ha pasado muy desapercibida, pero que es muy simbólica: el ministro de Educación y Cultura declaró que "la incorporación de las mujeres al trabajo ha significado un problema para la familia"; no podíamos creer que a estas alturas de esa vida tan dura para tantas mujeres, alguien vuelva a responsabilizarnos de los problemas familiares, para hacernos volver a casa, las que puedan, claro; nadie ha rectificado ni pedido disculpas a esa mitad de la humanidad que somos las mujeres; me gustaría recordárselo sobre todo a las jóvenes que educadas en igualdad no saben bien todavía lo que les puede esperar.
Andalucía hace 30 años tenía el mayor índice de analfabetismo femenino y hoy la mayoría de la población universitaria son mujeres; tuvimos el primer Gobierno paritario, y lo mantenemos, listas cremalleras y un Parlamento que en 30 años ha pasado de contar con sólo 6 mujeres a alcanzar casi el 50% de presencia femenina; las crisis las pagan de forma más dura la población más vulnerable y se ceban siempre con las mujeres, también el paro; los recortes en la dependencia y el bienestar lo sufren más, porque el cuidado, la educación y la salud siempre han sido su mundo prioritario; hay que estar atentos/as ante estos recortes que nos quieren devolver a un pasado demasiado triste.
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