La recuperación de Francisco de la Torre

De la Torre tendrá que resolver personalmente si se ve con fuerzas para afrontar el desafío sin poner en riesgo su salud

La única noticia de Málaga, al margen de los estragos que a diario causa la enfermedad que provoca el coronavirus, que ha logrado abrirse paso en la actualidad en los últimos días ha sido el episodio cerebro-vascular que sufrió el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. La dolencia, desde luego, le ha servido al regidor para constatar el afecto que le profesan muchísimos ciudadanos. Un activo del que muy pocos políticos pueden presumir y menos después de una larguísima gestión de dos décadas en el ejercicio de un mismo cargo público y al frente de un gestión tan próxima como la municipal.

La recuperación del alcalde ha sido meteórica, como por otra parte cabría esperar dada su personalidad. La prescripción médica le obliga a unos días sin actividad laboral y un proceso de recuperación que se completaría en cuatro semanas. Será él quien deba tomar la decisión al término del proceso sobre su propio futuro.

Por su forma de ser, estoy seguro de que lo último que se le debe estar pasando por la cabeza es el abandono. Si retos son los que ha afrontado durante sus sucesivos mandatos, hasta conseguir que Málaga suene como una ciudad con identidad propia en España y en Europa, ahora el desafío es inmenso. La cultura y el turismo dejan por tiempo indefinido de comportarse como los dos grandes atractivos en que sustentar la economía. Ver llenas las terrazas de los bares del centro de la capital ahora suena película de ciencia ficción con nombre invertido: Regreso al pasado. La prioridad no creo que sea ahora impulsar el auditorio, enterrar el tráfico en el Paseo de los Curas o impulsar la solución para el río Guadalmedina. Aunque lógicamente son actuaciones que podrían formar parte de ese gran plan de inversiones públicas que algunos países demandan a la Unión Europea para iniciar la reconstrucción. Aunque aquí sólo hay daños humanos no materiales. Un virus de neutrones. Así que hay que edificar esperanzas de vidas. En una ciudad con unos niveles de desigualdad importantes y con zonas de evidente pobreza y marginación.

Será De la Torre el que tenga que resolver si tiene fuerzas para este embate, porque las ganas ni se discuten, y si es posible que acompase su entrega sin poner en riesgo su salud, después del aviso que ha recibido. Tendría que ser capaz de delegar mucho más y no descender hasta el más mínimo detalle, como ha sido el eje durante toda su trayectoria. El debate de su avanzada edad ni lo planteo. Joe Biden y Bill Sanders con 77 y 78 años cada uno quedaron como finalistas en la carrera de los demócratas a la Casa Blanca. Será Biden quién se enfrente a Trump, de 73 años por la presidencia. Nadie habla de edades.

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