Todo es relativo

ÁNGEL RECIO

Un respeto a las marmotas

EN este mundo de locos en el que vivimos, en el que nunca es nada lo que parece y en el que un día los expertos dicen una cosa y al otro la contraria ya no se ponen de acuerdo ni las marmotas. Ayer fue el famoso día de la marmota -qué grandes recuerdos de la película de Bill Murray- y no hay quórum. Phil vio su sombra en Punxsutawney (Pensilvania) y eso quiere decir que el invierno se alargará seis semanas más en Estados Unidos.

A cualquier idea o tradición que atraiga a más de cien personas le sale rápida la competencia y Phil tiene que hilar fino porque en Nueva York hay otra marmota, llamada Chuck, que también ejerce de adivina. Y Chuck dijo todo lo contrario, es decir, salió de su guarida pero no vio su sombra, lo que indica a todas luces que la primavera llegará antes de lo previsto.

La verdad es que ambos pronósticos dejan bastante que desear. Phil acierta más bien poco. Esta tradición comenzó en 1887 y, desde esa época, ha vaticinado que el invierno sería largo en 102 ocasiones y que sería menos tedioso 17 veces. Dicen que su fiabilidad no llega ni al 40%, pero quiero romper una lanza en favor de Phil primero porque es una marmota, no está contratada ni tiene seguridad social por lo que no está para exigencias ni historias; segundo porque está coartada por la amplia presencia de supuestos seres humanos inteligentes que acuden cada año a verla -ayer fueron 11.000 personas y se ha llegado hasta las 40.000-; tercero porque ayer hacía un frío que pelaba y estaba lloviendo a las 7:25 en Punxsutawney y así uno ve su sombra y lo que haga falta con tal de que le dejen tranquilo de nuevo en su madriguera; y cuarto porque lo que le piden no es nada fácil. De hecho, solo hay que ver el grado de acierto de las agencias meteorológicas.

En cualquier caso, si me solidarizo con Phil, lo hago aún más con Chuck, que ha demostrado que una marmota puede ser más lista que muchas personas. Les pongo en antecedentes. El año pasado, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio -famoso últimamente por tener a toda la policía en contra- mató sin querer a la marmota que tenía que hacer el pronóstico. Una mujer la sacó de la madriguera, se la pasó al alcalde, se le cayó al suelo y falleció unos días después por las heridas. Ayer el alcalde prefirió no tocar al animal porque "es más seguro para las dos especies", pero seguro que Chuck no las tenía todas consigo viendo cómo acabó su antecesor. Teniendo en cuenta además que Nueva York lleva varios días enterrada en nieve, cualquiera es el listo que sale y dice que el invierno se va a prolongar. Chuck ha preferido salvar el pellejo y hace muy bien, que ya ni las marmotas pueden descansar tranquilas.

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