A por los ricos

Si cada ideíta tardan un mes en darle forma van a tardar varios lustros en resolver la deuda del presente año

Para muchos políticos la imagen idealizada de Robin Hood, robando a los ricos para dárselo a los pobres, sigue sobreviviendo en sus mentes. Debe ser que cuando uno vive en un chalet con piscina de 600.000 euros en Galapagar el remordimiento le consume tanto que no sabe como salir de su palacio de cristal. Pero curiosamente, a pesar de esta obsesión reciente por subir los impuestos a los ricos, la cantidad límite de 150.000 euros anuales está sorprendentemente por encima de los ingresos declarados por el líder y la lideresa podemitas (por separado, claro está). Debe ser pura casualidad.

El problema yacente en muchos de nuestros políticos, a pesar de tener a un doctor en Economía al frente de la Presidencia, es su dificultad para entender los grandes números. La deuda anual española, según los datos del último trimestre, se ha disparado en casi 28.000 millones de euros, los cuales hay que atajar (sobre todo después de haber disminuido el pasado año). Para ello se propone como solución incrementar los impuestos a los que cobran un poco más que Pablo Iglesias e Irene Montero. El número de privilegiados económicamente asciende a casi 91.000 personas y, tras un incremento del 2,1% en sus declaraciones, se recaudarían unos 400 millones de euros. Es decir, poco más del 1,4% de lo que se necesita. ¿Y ahora qué se hace para cubrir el 98,6% restante de la deuda? Evidentemente para cualquier gobierno serio esta insignificante propuesta hubiera provocado el despido fulminante de los asesores económicos, pero entre tantos ilustres dirigentes nadie se atreve a recriminarle a los demás sus infantiles ideas. Y el problema de fondo es que si cada ideíta tardan un mes en darle forma van a tardar varios lustros en resolver la deuda del presente año, lo que hace insostenible el actual modelo económico.

Habrá que dejar para otros momentos esos programas que impulsan mayores ingresos del turismo, la industria, el comercio y las riquezas del país. O aquellos otros que reducen la Administración, los cargos de libre designación y el número de ministerios, aunque ello implique no poder colocar a todas las amistades y familiares muy cercanos en remuneradísimos cargos oficiales. Pero si seguimos centrándonos en hacer pagar a los ciudadanos, no olvidemos la frase de la propia película de Robin Hood: "Si intentas ordeñar una ubre seca, sólo lograrás que la vaca te dé una patada".

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