LO maté porque era mío. No es otra cosa lo que hicieron, tanto la administración estatal como la autonómica, con el sector de la construcción residencial. Criminalizar el crimen no requería otra cosa más que la aplicación de la ley, la determinación de la justicia y la intervención de la policía. Con eso era suficiente para acabar con los delitos y abusos urbanísticos. Criminalizar el modelo no ha sido más que reconocer el error, la indolencia, el interés presupuestario y la abominación de un urbanismo conscientemente creado y consentido. El modelo urbanístico desarrollado durante los tres últimos lustros, lo ha sido por obra y gracia de las administraciones. Vista la monstruosidad resultante, lejos de tomar las medidas necesarias para corregirlo, lo criminalizaron y lo ejecutaron. Muerto el sector, muerta la culpabilidad. Después el finado fue devorado por las ávidas bacterias financieras.

Ahora, añorando al muerto, el consejero de Vivienda de la Junta de Andalucía, Juan Espadas, según afirmó en el Foro Huelva Clave XXI de Huelva Información, intenta resucitarlo y elevarlo a los altares como pilar de la economía sostenible. Como Jesús a Lázaro: Anda y levántate. Pero levántate con cuidado porque estás llamado a ser un elemento de sostenibilidad social, económica y ambiental. Lo que no está claro es, con el ambiente económico existente, qué sociedad lo va a sostener a él.

Muchas de las cosas que dijo respecto de la reactivación del sector suenan muy bien. Seguridad jurídica y agilización de trámites como elementos fundamentales para facilitar las inversiones en el sector: Espadas reconoció que no existe en nuestra comunidad seguridad jurídica ¡bravo, consejero! Es la mejor forma de poner soluciones: reconociendo las deficiencias. También admitió que los trámites son insufriblemente lentos: ¡dos veces bravo! Tengo la impresión de que éste consejero ha tramitado alguna vez un plan parcial, un estudio de detalle o una licencia. Si hubiese reconocido además la desconexión existente entre las distintas consejerías y departamentos (por ejemplo entre Urbanismo y Medio Ambiente, o Industria, o Cultura o…) que intervienen en una tramitación hubiese sido la repanocha. El consejero llegó a decir: "Estoy convencido de que una comunidad autónoma que quiere avanzar más rápido de lo que lo hemos hecho nosotros -el rápido le sobró- tiene que despejar las incógnitas de una forma más ágil de lo que lo hemos hecho hasta ahora". No le quepa la menor duda, consejero. Y para evitar, como usted ha dicho, que los inversores "nos consideren excesivamente restrictivos, no lo vean claro y se marchen a otros territorios" es absolutamente necesario que las reglas de juego, no sólo estén claras, sino que además, su interpretación, esté clara por igual para todas las administraciones y todos los funcionarios que han de aplicarlas. Si, por último, a más de lo que muy bien ha expuesto, hubiese añadido como factor esencial, que se ha de posibilitar el que puedan entrar a jugar sin cortapisas los promotores privados, tenga por seguro que la salvación está en el muerto.