HACE años, cuando TVE era la mejor de las cadenas que emitían en España -es lo bueno de la exclusividad- y sus programas se trasladaban por las ondas en blanco y negro, los telediarios terminaban con la previsión del tiempo de don Mariano Medina. El señor Medina daba una imagen circunspecta y resultaba difícil verlo sonreír. El hombre se plantaba delante del mapa de España provisto de pegatinas que representaban radiantes soles, nubes oscuras o paraguas, y comenzaba colocarlas él mismo ayudado de breves comentarios. "En Galicia lloverá", y dos o tres paraguas que quedaban por la zona. "En Castilla la Nueva se alternaran nubes y claros", y por allí repartía los correspondientes dibujitos. "En Andalucía hará tiempo casi veraniego", y se desvivía pegando soles. "El viento soplará flojo de levante. Buenas noches y hasta mañana". Con esos modos sus intervenciones no pasaba de los dos o tres minutos, pero uno se iba a la cama convencido del tiempo que se encontraría al despertar.

Ahora todo ha cambiado mucho en RTVE. El hombre del tiempo se ha transformado, al menos de lunes a viernes, en señora, y los conocimientos y datos que baraja son de tal envergadura que los quince minutos que dura su emisión se le quedan cortos. Doña Mónica López, la encargada del mismo, mujer locuaz donde las haya, primero se entretiene enseñando fotos mandadas por los aburridos de turno. "Desde Tuy nos envían este bonito arco iris orlado de cirros de evolución diurna". ¿Y que nos interesa al resto de los españoles el arco iris en Tuy? Pues nada, pero cada día nos tragamos el del algún pueblo perdido. Pero al menos esa fase resulta amable, lo malo es cuando comienza a describir los diferentes modelos meteorológicos. "Pasamos a ver, según el mapa de infrarrojos, los vientos dominantes" Y es llenarse la pantalla de flechitas movibles, de ciento de flechitas, y agarrarte a los brazos del sillón esperando lo peor. "Y ahora veremos las bajas presiones según el modelo ultravioleta". Eso es ya el acabose, más aún si lo compara con las imágenes digitales del Meteosat; en ese momento uno no sabe si esta viendo el tiempo o un episodio de La guerra de las galaxias. Y doña Mónica, sin cesar de hablar, pasa a interesarse por el frío que se espera en Moscú y el huracán que barrerá Cuba.

Y uno se va a dormir con el miedo en el cuerpo y sin saber si al día siguiente lloverá o no.