Los independentistas no tendrán un presidente de la Generalitat porque han antepuesto el interés de Carles Puigdemont a todo lo demás, la rauxa al seny . Andreu Mas-Colell, ideólogo de las balanzas fiscales, soporte académico del "España nos roba", propuso a Elsa Artadi, limpia de acusación, su pupila, pija de la Diagonal, formada en Harvard y jefa de campaña de Puigdemont. Para ella, o para investir a Turull, hubiesen tenido los votos suficientes, sin la CUP, pero ni Puigdemont ni Comín quisieron renunciar a dos escaños que nunca usarán. 66 síes son más que suficientes, pero Oriol Junqueras no consiguió abrir esa tercera vía porque la indignidad del presidente fugado venció sobre la honestidad del encarcelado. Sin plan B ni plan A, cometieron el error de desafiar al juez Llarena al fijar la investidura para antes de la comparecencia ante el Supremo y la huida de Marta Rovira terminó por inclinar la balanza hacia la cárcel. Sin eso, la Fiscalía General del Estado, como antes hizo con Joaquín Forn, no hubiese solicitado cárcel. El Gobierno de Rajoy se hubiese conformado con Turull. Ahora lo tienen todo perdido, lo que no significa que los demás hayamos ganado. Ni mucho menos. Es posible que las elecciones se repitan, la incertidumbre proseguirá y el resultado no aportará una solución si antes no se abre paso la sensatez. Y ésta no suma. 155 para rato.

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