Profesionalidad y credibilidad. Tal vez sean las dos palabras que más determinen el sentido (y futuro) de los medios: en qué medida contamos con la confianza de la gente y hasta qué punto seguimos siendo una pieza útil y necesaria en el nuevo entorno de comunicación, de relaciones y de convivencia, donde todo es global y digital. Desde la resistencia de los quioscos (habrá papel mientras los lectores así lo quieran) hasta el escurridizo tablero del Metaverso donde ya hay periódicos que están desembarcando con corresponsales, networking y negocios virtuales. Que la primera operación lanzada por el Kremlin antes de invadir Ucrania haya sido una ofensiva de desinformación y desestabilización, con su ejército de bots, es un buen reflejo de lo líquido que son los paradigmas que rigen nuestras vidas. De lo paradójico que supone comprobar cómo el debate sobre el envoltorio (del marketing al relato) nos está distrayendo.

El título de este artículo, Socialistas en Vox, es una muestra en pequeña escala del desafío al que nos enfrentamos como sociedad. Si ya es difícil desmontar un bulo cuando son hechos lo que hay detrás, casi da vértigo pensar cómo combatir los mensajes que tienen que ver con sentimientos, opiniones y subjetividad pero revestidos de verdad. Está en la base del populismo. Pero de un peligroso populismo que se expande como una mancha de aceite ocupando todo el espectro ideológico. De la izquierda más radical a la derecha que repta por las cavernas.

Más recorrido que las mentiras tienen los mensajes engañosos. ¿Hay socialistas en Andalucía que se han pasado a las filas de Vox? Una vez más, el Sur va a convertirse en el gran laboratorio de la ultraderecha en España. Macarena Olona ha despachado el 28-F muy en la línea de provocación que tanto gusta en Vox: tilda el estatuto de autonomía de 1980 del inicio del "cortijo" de los socialistas, con su "red clientelar", y da la "bienvenida" a los supuestos votantes del PSOE que ahora apoyan a su partido "por decencia". ¿Es un hecho o un deseo? ¿Verdad o relato?

No importa cuando se trata de pescar en río revuelto. El giro del PP a la moderación que marcará la nueva etapa de Núñez Feijóo anticipa lo que ya planea como la gran batalla electoral en las andaluzas: el control del centro. Con la paradoja de la foto inédita que supone ver a Vox lanzar sus redes en el caladero de votos que suele determinar la victoria electoral: el centro. Y no hay líneas rojas.