Del suelo al cielo

Durante el último siglo Málaga ha sido un ejemplo de crecimiento permanente

Durante el último siglo Málaga ha sido un ejemplo de crecimiento permanente. Su población no ha dejado de ascender, ni siquiera durante los peores tiempos de las sucesivas crisis, y hoy se encuentra en su momento urbanístico trascendental: ser una ciudad grande, por su extensión, o ser una gran ciudad, por la calidad de sus servicios e infraestructuras.

En el pasado el bajo precio de los terrenos periféricos de nuestra urbe permitió un desarrollo de casas mata, chalés y adosados, que cubrieron y privatizaron toda la extensión que ocupaban. Hoy la ciudad requiere de más viviendas, especialmente para los jóvenes, y ha dejado de convertirse en una depredadora de suelo para optar por la conquista del cielo. La gran calidad de las construcciones en altura que se están desarrollando vienen acompañadas de edificaciones simbólicas (Teatinos, Martiricos, Térmica, Muelle de Heredia o Puerto de Málaga) que marcan un antes y un después de nuestra historia. No debemos dejar pasar que estos grandes edificios están rodeados de unos ajardinamientos públicos y poseen unos servicios comunes que distan mucho de la actitud individualista de antaño. Por ello son muchos los desafíos, tanto técnicos como sociales, que traen consigo este nuevo concepto de ciudad: la sostenibilidad, con sistemas de generación energética propios y altamente eficientes, y la permeabilidad de los espacios, con grandes avenidas y múltiples medios de movilidad, deben encajar a la perfección.

Y todo ello ocurre mientras Málaga se distingue como la mejor capital mediterránea para vivir, trabajar e invertir. No es casualidad que, en las últimas semanas, las grandes empresas tecnológicas estén abandonando otra vez la participación en el Mobile World Congress, mientras su propia Fundación haya elegido a Málaga para su semana de talleres y conferencias en diciembre. Sus observadores vienen analizando nuestra capital desde hace tiempo, y valoran especialmente su estabilidad, ganada por su ciudadanía a través de los años, y la hospitalidad que nos caracteriza. Pero hemos de seguir trabajando para lo que pueda llegar, porque se nos exigirán buenas infraestructuras hoteleras, amplios espacios verdes, edificaciones significativas de calidad, una gran oferta cultural y un alto nivel intelectual en nuestra ciudadanía. Llevamos mucho tiempo haciéndolo bien y, con el fin de la pandemia, sólo nos queda hacerlo mejor.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios