Cuchillo sin filo

Francisco Correal

El sueño del Compostela

DOS de las personas con más proyección universal, ambos igualmente objeto de filias y fobias, han elegido esta semana para visitar España. La concesión del Nobel de Literatura y la elección del Papa de Roma están rodeadas de idéntico misterio. En ambos casos, la designación viene precedida de cábalas. Hacía muchos años que no conseguía el galardón literario un escritor que es tan conocido como el mismísimo Papa de Roma. El nuevo Nobel sube a los altares de la creación; el nuevo Pontífice baja del cielo a la tierra como depositario de la llave de Pedro y se encarna en el pueblo de Dios, hasta el punto de que conocí su designación como sucesor de Juan Pablo II por uno de los monitores de El Corte Inglés.

Vargas Llosa ha venido a su país adoptivo para presentar su última novela, El sueño del Celta. Si nos atenemos a la jornada balompédica, el sueño del Celta este domingo de precepto es ganarle al Betis. Ratzinger podría presentar El sueño del Compostela. Si hay una imagen que une las dos ciudades que este fin de semana va a visitar Benedicto XVI es el gol de Ronaldo al Compostela cuando el brasileño era futbolista del Barcelona. Lo encajó además un portero que iba para cura, Fernando Peralta, que simultaneó sus inicios de cancerbero con los estudios en el seminario. Ese día se olvidó la sotana en el vestuario y el gol de Ronaldo dio la vuelta al mundo.

En año de Jubileo, miles de peregrinos han recorrido los caminos navarro, leonés, francés, de la ruta de la Plata, pero el Papa ha optado por el camino catalán para llegar hasta el Apóstol tantas veces evocado en las leyendas de Álvaro Cunqueiro. No sé si el viaje le resultará muy oneroso a las arcas de la Generalitat y de la Xunta gallega, pero meterse con el Papa es gratis. Y en muchas ocasiones, gratuito. Rezará en la Sagrada Familia, esa obra de arte de Gaudí convertida en laberinto literario por Luis Goytisolo en su novela Recuento.

Hay una campaña de quienes no quieren recibir al Papa y hay cientos de miles de personas de otros territorios que estarían dispuestos a hacer un intercambio con esos detractores, un erasmus de crédulos e incrédulos para poder ver de cerca al Sumo Pontífice. Es un jefe de Estado, aunque su equipo no forme parte de la UEFA ni de la OTAN. El Pontífice que presentó su candidatura con aquella homilía sobre el relativismo previa a la fumata blanca se ha puesto serio con los pecados de la propia Iglesia. No tiene que inventarse nada nuevo. Jesús prefería comer con los publicanos o con el rico Zaqueo, el recaudador de impuestos. Ratzinger reeditará en Santiago la Conversación en la Catedral de Vargas Llosa a la misma hora a la que el Betis le ponga fin al sueño del Celta. Si Dios quiere.

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