Crónica Personal

Pilar / cernuda

El suicidio socialista

SI alguien cuenta hace un mes que un partido con experiencia de gobierno y capacidad de repetir, iba a protagonizar una escabechina interna en un año en el que se celebran cuatro elecciones, nadie le hubiera creído. Sin embargo, es exactamente lo que ocurre en el PSOE, donde parece que se ha iniciado una carrera para ver quién comete más errores, quién inventa la fórmula más imaginativa de suicidio político.

Que Sánchez no ha cumplido las expectativas con las que ganó las elecciones hace siete meses es evidente; pero sus detractores, por encima de su decepción, deberían haber tenido en cuenta el interés del partido. Deberían tenerlo siempre, pero más aún en tiempos electorales. Por no mencionar que incluso el dirigente que provoca más animadversión merece que al menos se le den unos meses de tiempo para demostrar si da la talla, y a Sánchez se le ha crucificado a las pocas semanas de ser elegido en primarias y ratificado en un congreso.

La primera que movió ficha crítica fue Susana Díaz, precisamente su principal soporte para ganar las primarias. A partir de que se advirtió su distanciamiento, empezaron a arreciar las voces contra Sánchez. De forma implacable, y daba la impresión de que los suyos deseaban el batacazo en las municipales y autonómicas -no en las andaluzas- para proceder al relevo, cuando lo inteligente habría sido apoyarle al menos hasta la celebración de esas elecciones municipales y autonómicas. Y si el resultado era tan adverso como indican las encuestas, ya habría tiempo para plantear el cambio, con un nuevo candidato a La Moncloa.

Ante esa falta de solidaridad que evidentemente repercutía en la credibilidad del partido, Sánchez da un paso que parecía inteligente pero que no había amarrado suficientemente: derribar al "aparato" madrileño que llevaba al partido a la catástrofe. Y procede al destituir a Tomás Gómez, lo que han aplaudido infinidad de militantes… pero no había medido bien las fuerzas de Gómez. Su candidato, buen candidato, Ángel Gabilondo, no promete nada porque el escenario es confuso y no tiene ganas de entrar en la pelea. Entra en escena Zapatero al empujar a su siempre leal Amparo Valcarce a dar el paso adelante y anunciar que es candidata, Gómez clama primarias, Chacón también, Susana Díaz se pone de perfil y sólo quiere hablar de Andalucía… Un disparate continuo y generalizado.

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