Nuestro talón de Aquiles

¿No sería el momento para fijar una actuación de mayor calado acompañada de una planificación a largo plazo?

Una de las zonas europeas estratégicamente más rentables, desde el punto de vista turístico, sorprende que su principal debilidad venga de algo tan fundamental como el agua. La pasada semana se combinaron, de forma fatídica, algunos de sus peores efectos: el oleaje del litoral y la sequía en el interior. Como bien nos indicaba el filósofo chino Lao-Tse: "En el mundo no hay nada mas sumiso y débil que el agua. Sin embargo, para atacar lo que es duro y fuerte nada puede superarla".

Las consecuencias del viento de levante sobre nuestras playas han sido desastrosas y, como es habitual, ahora empiezan la reconstrucción y las reparaciones de urgencia. Y nuevamente nos encontramos con el correspondiente Plan Litoral 2017, tras otro realizado en 2016, y en 2015, etc. ¿No sería el momento adecuado para establecer una actuación de mayor calado acompañada de una planificación a más largo plazo? Málaga ya se planteó hace años su Plan Estratégico, a través del cual supo definir sus líneas de actuación y obtuvo como consecuencia que hoy disfrutemos de muchas de las acciones culturales, sociales y urbanísticas en él planteadas. Quizás ha llegado el momento de establecer un plan de costas que priorice y acometa las acciones más adecuadas. Tengamos en cuenta que hoy poseemos una cantidad ingente de información, gracias a los diferentes institutos de investigación matemática, hidrológica y oceanográfica, que nos ofrecen modelos de inundabilidad y de comportamiento de corrientes costeras mucho más fiables de lo que nunca conocimos. De ahí que merezca la pena concentrar todo este conocimiento para asesorar a los responsables políticos en las mejores decisiones futuras, con una visión más amplia que las simples reparaciones de urgencia recurrentes.

Sin embargo el proceso de sequía, que se agudiza año tras año, sí que tuvo acciones planteadas y programadas en el pasado que no se acometieron. La anulación por razones políticas del hoy deseado Plan Hidrológico Nacional empieza a tener consecuencias nefastas. Si antiguamente la Cuenca del Segura requirió de trasvases de urgencia, hoy empieza a ocurrir lo mismo en la Cuenca del Duero y progresivamente el problema irá creciendo. Y todo ello mientras seamos incapaces de interconectar nuestros pantanos, buscando reservas equilibradas, y repoblar forestalmente nuestros entornos para mantener la riqueza del ecosistema. reservas equilibradas, y repoblar forestalmente nuestros entornos para mantener la riqueza del ecosistema.

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