A la tercera va la vencida

El Gobierno de Zapatero trató de impulsar la movilidad eléctrica, pero se equivocó al crear los gestores de carga

En el año 2011 el gobierno de Rodríguez Zapatero trató de impulsar la movilidad eléctrica, pero se equivocó creando los "gestores de carga", compañías que limitaban cualquier iniciativa para evitar la competencia. En 2015 fue Mariano Rajoy el que, con ese mismo espíritu, erraba nuevamente al asignar un peaje a las instalaciones solares de autoconsumo, y al que se tildó como "impuesto al sol", desincentivando la energía solar fotovoltaica. Ahora en 2018 surge una nueva norma, por parte del gobierno de Pedro Sánchez, que quita los gestores de carga y el peaje a las instalaciones. El problema es que impide que los coches eléctricos viertan su energía a la red cuando se encuentren en carga pero sin uso. Esperemos que algún día nuestra legislación pueda presumir de ser la más avanzada en Europa en este tema, porque de momento parece que todos los gobiernos les ha gustado incluir alguna que otra innecesaria limitación.

Uno de los reproches que se suele achacar a su despliegue es la falta de capacidad eléctrica para asumir tanta demanda. En este tema hay dos cuestiones a aclarar: primero, que la capacidad se puede incrementar siempre, como lo hacen los demás países europeos, con tecnologías que van desde la solar hasta la nuclear; y segundo, que la demanda para cambiar los coches de combustión a eléctricos no es algo tan inmediato, porque requerirá de la finalización de la vida útil del antiguo y de la necesidad y posibilidad de inversión en el nuevo.

Tengamos en cuenta que desde 1832, que nace el primer coche y es eléctrico, hasta hoy, se le ha prestado poco interés a esta tecnología. Es ahora cuando debería producirse un apoyo claro ante este cambio de era industrial. Pero como siempre España opta por castigar el uso de las energías "sucias" en vez de premiar el uso de las "limpias", a diferencia del resto de los países desarrollados. Si observamos las políticas de impulso españolas, apenas pasan de la gratuidad del aparcamiento en SARE o de rebajas en los subterráneos. Mientras, en países como Noruega, el coche eléctrico tiene impuestos cero en su compra, no pagan los peajes ni el transporte en los trenes, aparcan gratuitamente en todos los estacionamientos municipales y tienen permiso para circular en los carriles de buses. Quizás así se entienda mejor lo que hay que hacer y se piense más en la mejora del planeta que en los incrementos de las arcas públicas.

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