Por si acaso

pablo / gutiérrez-alviz

Fuera del tiesto

HACE más de cuarenta años era posible ver en ciertos pueblos del sur de España alguna señora muy mayor vestida con larga falda negra que se detenía al andar por la calle, y tras un breve lapso de tiempo, continuaba su marcha dejando un charco sobre el pavimento. Escasa de educación, acababa de hacer pipí obligada por la incontinencia propia de la edad. Hoy día, con el botellón y la falta de urinarios públicos, es demasiado frecuente esa imagen que, por otra parte, resulta habitual entre los jóvenes británicos que nos visitan como turistas. A Cristiano Ronaldo, hace poco, lo cazaron en esa pose pero escondido entre dos coches.

La nueva directora de comunicación del Ayuntamiento de Barcelona, la ya famosa Águeda Bañón, también lo hacía en la vía pública y hasta se fotografiaba durante ese menester. Asegura que es una muestra del "posporno". Entonces adoptó como seudónimo el de "miss bragas". Me temo que cuando la han nombrado para su actual cargo lo mismo se meó de risa.

Según cuentan el "posporno" implica una visión alternativa del porno que busca liberar el sexo de categorías y etiquetas mediante una crítica social: "una excitación disidente". La mandamás de comunicación de la capital catalana trabajó varios años en ese empeño y sus antiguos compañeros han exportado sus experiencias a la universidad de Buenos Aires. Lo lamentable es que la embajada española ha sufragado los viajes de las dos principales activistas de esta especialidad que, en público, practicaron, sexo explícito y grupal con la consiguiente sorpresa y regocijo de muchos estudiantes morbosos. Parafraseando a Simon Leys: ¿no se podría subsidiar a determinados universitarios para que dejen de actuar o interpretar "perfomances"?

A la señora Bañón, que no necesita el cuarto de baño, la presentan como una eminencia porque sus trabajos se estudian en diversas universidades. Ignoro dónde y en qué área de conocimiento, pero puedo imaginar que lo suyo sería en la ciudad de Braga y, por supuesto, nunca en el departamento de higiene laboral.

Al final, a aquellas viejas meonas pestilentes les faltó suerte en la vida. Sin estudios ni pañales para la tercera edad, fueron unas ignorantes pioneras de un particular "preporno" en versión recatada y pueblerina. No se debe juzgar a nadie por su pasado, por muy procaz y sórdido que sea pero, sin duda, la Bañón ha estado meando fuera del tiesto.

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