Hoy le traigo lo de Manolo Prieto (1912-1991) en el Museo del Patrimonio Municipal. Se trata de una gran "exposición de bolsillo" gratuita y recoleta. Permite repasar en menos de treinta minutos revisitables, mas de setenta piezas, setenta, entre carteles, portadas de novelas y cuentos, anuncios, bocetos mínimos y la génesis del toro de Osborne. Un reclamo que la licorera rechazó en varias ocasiones, pero el artista testarudo, embistió para la posteridad. Manolo Prieto como buen niño enfermizo salió muy observador. Fue de los primeros artistas de cuando la publicidad se denominaba Arte Comercial. Entre las centenas de anuncios, carteles, cubiertas de libros un raro caso de cantidad, angustia y calidad con la guerra y la posguerra en los lápices. Viñetas de borradores diminutos, en los que se perfila la idea. Una economía de medios en la que cada tinta vale su peso en color. De ahí que las combinaciones con negro de rigor, rojo, azul, verde o amarillo realcen la sobriedad de la tinta plana, como la del morlaco de Osborne.

El triunfo de un anuncio en la alta cultura y la cultura popular. Lo parió Manolo Prieto en 1956 y comenzó a campear por los oteros. Entre 1962 y 1964 se instalaron más de quinientos astados por la piel de toro. La Ley de Carreteras del 30 de julio de 1988 le mandaba a los corrales, dado que la normativa estableció que fuera de los tramos urbanos de las carreteras estatales queda prohibido hacer publicidad en cualquier lugar visible desde la zona de dominio público de la carretera". Entonces se armó la de San Quintín y voces cualificadas del arte, la literatura, el periodismo y la indignación popular indultaron al toro primero y los tribunales después. El asunto llegó al Supremo que sentenció: "…el toro de Manolo Prieto es una obra de arte y por lo tanto debe conservarse como parte del patrimonio". En el Toro de Osborne en 2003 fue elegido el diseño más representativo del siglo XX por las más importantes asociaciones de diseñadores gráficos de España. A la estela de esta muestra hay una selección de trabajos de los alumnos de la Escuela de Arte de San Telmo. En sus últimos días Manolo Prieto se dedicó a diseñar medallas, tal vez porque se aficionó a recoger premios, más de cuarenta en toda su carrera y kilómetros de carretera desde todavía nos vigila su toro.

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