Resulta evidente el desconocimiento que procesa Echenique de la obra de Maximum Shameless. De no ser así, y dada su condición de científico, sería incomprensible que no entendiera que, ante cualquier nuevo reto, las primeras preguntas que surgen son ¿por qué? y ¿para qué?

Podemos presentó el pasado viernes una moción de censura contra Rajoy después de dejar claro el porqué: los casos de corrupción asociados al partido del gobierno han llevado al país a un estado de "emergencia democrática" que hacen de echar a Rajoy del gobierno una "exigencia ética" inaplazable. Aunque no lo vayan a conseguir. Salvo que se haya votado a don Mariano, nada que objetar. E incluso así, seguro que muchos de sus votantes tampoco estarán muy contentos con el espectáculo que ofrecen día tras día los telediarios. Pero a la vista de que no salen los números, la rimbombante exigencia pierde fuelle y cuestiona su objetivo real. Dado que sin la colaboración de Ciudadanos sería necesario el voto favorable del resto del arco parlamentario, lo que se antoja imposible, si el problema es la corrupción, podrían haber planteado la opción de un gobiernos de mínimos con el PSOE y Cs, con el único objetivo de tomar las medidas necesarias para limpiar la era. Pero, incapaces de renunciar a asaltar los cielos para meterse en el fango, los promotores de la iniciativa han manifestado desde el principio su indiferencia por el resultado. Elegido Sánchez como Secretario General, a Iglesias le ha faltado tiempo para ofrecerle retirar la moción a cambio de que él presenta la suya. Ya puestos, da igual quién dirija el país y con qué programa lo haga porque ni prosperará ni importa. Con un PSOE de mudanzas que a día de hoy todavía no se sabe cómo va a organizar su casa, la propuesta de Iglesias es una de esas invitaciones que te hacen para quedar bien a sabiendas de que no puedes aceptarla.

Entre los personaje que Shameless identifica en cualquier grupo humano (y por supuesto político) se encuentra el transferidor problemático: individuo dispuesto a asumir tan rápidamente cualquier misión encomendada por el colectivo como a pasársela al de al lado con el mayor pesar de su alma. A día de hoy, el para qué de la moción no es otro que invitar a Sánchez a pasar antes porque a Pablo le da la risa, pese a su inicial predisposición. Creyendo que sólo él sabe de política, el problema surgirá cuando realmente tengan que ir juntos.

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