De rebote

José Manuel Olías

No más transiciones

UN tanto solapado por la inminencia del Mundial de baloncesto y la Liga de fútbol, el Unicaja 2010/11 ya echa carbón a la máquina para carburar a principios de octubre, cuando comienza la competición oficial. Verano distinto en Los Guindos, cambios en el organigrama, pareceres distintos sobre cuestiones básicas y una plantilla que, paradójicamente, es lo que menos ha cambiado. Tres cuartas partes de ella, más el cuerpo técnico, permanece intacta. Es la base por la que se apostó la temporada pasada y en la que se debe cimentar la progresión del equipo.

No son tiempos sencillos en el Unicaja. La entidad, deportivamente, tocó techo hace unos años. Parece instalada en una perenne transición. La palabra ha sido utilizada cada temporada desde la entidad desde que se ganó la Liga. Una vez cambió el entrenador, otra el esqueleto de la plantilla, otra llegó un nuevo director general... El recuerdo de ese equipo campeón que emocionaba, transmitía y, por encima de todo, ganaba se ha convertido en una pesada losa que cuesta levantar. Y el desencanto se ha instalado, en la afición y la prensa, en el entorno. La vara de medir era alta, por lo conseguido. Para la temporada venidera habrá más de mil asientos más de capacidad en el Carpena. Y el año pasado se vio demasiado azul. La media de asistencia ha bajado en el último trienio en más de 1.000 espectadores.

La línea es encontrar estabilidad, no más transiciones aunque haya cargas económicas importantes. Ideas claras que se plasmen sin miedo al qué dirán, protagonismo de la gente que de verdad sabe de baloncesto, aunque la Caja sea dueña y señora, y bien que todos agradecemos su labor con el baloncesto, más en los tiempos que corren.

Pero, claro, todo va ligado a que la pelota entre y el equipo gane. Uno quiere ser optimista. Pensar en que McIntyre será el mismo jugador que gobernara Italia desde Siena, que el trío Blanco-Printezis-Freeland se hará consistente y en ellos se sustentará el crecimiento, que Berni y Jiménez ensamblarán con su pegamento al equipo, que Tripkovic será el anhelado bombardero, que Barrera se revelará, como Lima y Freire. Que ver al Unicaja no sea nunca como ir al dentista. No más transiciones, más bien un poco de ilusión.

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