SON bastantes los años de intentos, en nuestra comunidad autónoma, con especial interés de la Junta, por conseguir la unión de todas las cajas de ahorro andaluzas, sin que se lograsen acuerdos para ello. La crisis financiera va a lograr que, paso a paso, caja a caja, se consiga el objetivo. Objetivo final que será alcanzado gracias a una realidad que pasa por esa unión para, no sólo sanear el sistema financiero andaluz, sino para adquirir una dimensión competitiva en tan difícil mercado. Pero, producto también de esa situación, la unión pasa porque una de las cajas, la única con capacidad de digerir unos balances hipotecados por sus altos riesgos, fundamentalmente inmobiliarios, sea la que absorba a las demás y lidere su gestión. La única caja con garantías y capacidad para liderar la caja única es, sin la menor duda, Unicaja. La fusión con Caja de Jaén, en menor importancia, y con CajaSur pone a la nueva caja, como quiera que se llame, en cabeza del pelotón, reforzando el liderazgo que ya tenía Unicaja como tal. Aunque, bien es cierto, que antes de continuar la expansión hasta el objetivo final, ha de recorrer un arduo y escabroso camino hasta poner en valor y en rentabilidad la corporación industrial con la que se va a encontrar. Coger el timón, por sus importantes participaciones en ellas, de empresas inmobiliarias, cuyos balances tardarán en equilibrarse, agroalimentarias, geriátricas, energéticas, etc., necesita de una política empresarial hábil e imaginativa. No le va a ser fácil hacer líquida esa cartera industrial que puede ser muy pesada. Pero que sea Unicaja quien lo gestione es motivo de confianza. Es la única caja con capacidad para hacerlo.