La unión (des)hace la fuerza

Nunca gustó en Sevilla la alianza. Al alcalde le reprochaban que fuera un comparsa de Málaga

El alcalde de Málaga ha dado por liquidado esta semana el eje de colaboración institucional Málaga-Sevilla, la alianza suscrita en agosto de 2015 entre los dos ayuntamientos para buscar puntos de encuentro entre la dos ciudades y defender proyectos comunes. Se enterraba, al menos oficialmente, una rivalidad sustentada en el localismo y que partidos políticos y otros actores han azuzado para conseguir fáciles beneficios.

Esa nefasta cultura continúa vigente a juicio de Francisco de la Torre y expone su tesis: si el eje en su día hubiera respaldado la candidatura de Málaga como sede de la Agencia Europa del Medicamento, las fichas, cual dominó, hubieran caído una tras otra. Desde la Junta al Gobierno de España. Hubiera imperado la lógica del escenario político y cree que al final los partidos que respaldaron la candidatura de Barcelona en el Congreso y el Senado habrían dicho "estamos chalaos, tirando por la borda las posibilidades de España".

Claro que Francisco de la Torre, en marzo de 2018, invitado por la Cámara de Comercio de Sevilla y en el selecto club Antares, con Juan Espadas, su homólogo hispalense de presentador, no debería tener entonces muy madura esta reflexión. En su intervención pública ensalzó el eje como ejemplo de cultura colaborativa y los reproches por el fracaso de las aspiraciones malagueñas para conseguir la sede representativa del citado organismo europeo se dirigieron en exclusiva a la Junta y, de refilón, a Granada, por lanzarse a la carrera por el mismo premio cuando conocieron las intenciones malagueñas.

La alianza estratégica ha muerto con un saldo de unas cuantas conferencias y unas mesas redondas entre las dos orillas. Y una exposición turística. Poco bagaje. Las intenciones de Civisur, la asociación que impulsó la idea y que presiden dos ex alcaldes de ambas urbes, tampoco quedaron muy diáfanas. Si el resultado final de sus trabajos era reclamar a las administraciones una carretera y un AVE directo, desde el resto de Andalucía podía interpretarse la maniobra como un lobby para repartirse las inversiones de infraestructuras entre los dos capitales más fuertes y el resto que espabilen.

Nunca gustó en Sevilla el eje. A Juan Espadas le reprochaban que fuera de comparsa. Y el alcalde sevillano ha cambiado de estrategia. Se ha dedicado a conseguir eventos de impacto que Málaga hubiera querido organizar. Alguno ha recuperado después subiendo la puja. Un toma y daca. De la Torre aspira a conseguir la sede de una exposición internacional. Lo proclama con la boca pequeña. No sea que algún vecino se apunte a la batalla y en el uno por el otro, el Gobierno, que debe hacer la propuesta, decida dejar esa casa sin barrer.

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