EL editor jefe del Financial Times, Martin Wolf, se preguntaba en su blog qué sería peor, si votar NO y fortalecer a Syriza o inclinarse por el SÍ respaldando a las instituciones de la eurozona: "Los griegos tendrán que optar entre el infierno o las simas oceánicas". Hay que rendirse a la inteligencia y la lucidez de Wolf , aunque no se compartan sus ideas. Todos sabemos lo que Grecia ha hecho mal. Pero también hay una gran responsabilidad de las autoridades europeas en esta tragedia griega. No es difícil imaginar a los responsables del eurogrupo en mangas de camisa y anchos tirantes dando voces excitados en la sala de negociaciones de cualquier banco de inversión. Quienes dirigen la economía de los europeos sólo ven mercado donde tendrían que ver sociedad. Han gestionado la crisis adoptando sólo el punto de vista de los acreedores, sin la menor sensibilidad hacia los ciudadanos. En cuanto a los jefes de gobierno, puede que sean buenos políticos en sus países, incluso líderes apreciados por sus votantes, pero sentados en el Consejo Europeo empequeñecen hasta la insignificancia. Grecia es la demostración de que el proyecto europeo está vacío y sin alma.

No hay que ir muy lejos. A Rajoy la crisis griega sólo le preocupa para sus intereses electorales. Esa es su visión de líder europeo. Entretenido en elaborar un tosco silogismo que asocia a sus adversarios políticos con los causantes de todos los males griegos. Cuando en realidad la máxima responsabilidad de lo que pasa en Grecia no es de Syriza, sino de los hermanos ideológicos de Rajoy, los conservadores griegos, que mintieron burdamente sobre el déficit y la deuda de su país para poder incorporarlo a la moneda única. Es difícil creer que las exigentes autoridades europeas no fuesen conscientes del engaño. Syriza sólo gobierna desde enero y han tenido que apechugar con el fardo de errores cometidos al alimón por sus antecesores y las autoridades de la eurozona. No simpatizo especialmente con Tsipras o Varufakys, pero les reconozco el mérito impagle de ser los único políticos europeos que han plantado cara a unas políticas económicas que, sobre todo, han generado paro, desigualdad y pobreza. España es un buen ejemplo. El alumno aventajado, ejemplo a imitar según los dirigentes de la zona euro, considerará un éxito llegar a las próximas elecciones con los más de cuatro millones de parados que se encontraron al llegar hace cuatro años. Ejemplares.