Todo vale en la vieja nueva política

El recién nombrado consejo de administración de la RTVA es la deprimente realidad de que el pasado siempre gana

Ni la crisis, ni el descrédito general de los políticos y el desafecto que sufren de los ciudadanos hacia su labor. Ni siquiera la posibilidad de que surgiera un nuevo mapa de partidos con aspiración transversal que liquidara las fuerzas tradicionales tras los continuos episodios de corrupción y sus comportamientos endogámicos. En cuanto ha escampado y en la lejanía ya no se le intuyen las orejas al lobo, han regresado las peores prácticas sin el más mínimo pudor.

Las viejas glorias, PP y PSOE que son los que más han detentado el poder, siempre se han desempeñado como fábrica de colocaciones de los suyos. Ni siquiera de los militantes en general, sino de los adeptos, los afines o los que han mostrado una lealtad a prueba de guerras intestinas por el poder. Sólo hay que darse un paseo por la Diputación y ver cómo se ha nutrido la institución provincial hasta hace pocos años. El Gobierno andaluz y su entramado de empresas, entes, fundaciones y otros instrumentos de mejor enchufar es otro ejemplo palmario. Un reciente concurso para designar a los gerentes provinciales de la Agencia de Vivienda en Andalucía se ha resuelto con la victoria de ocho políticos, todos por supuesto del PP, según denunció eldiario.es. Es el pregonado cambio que ya se nota.

Pero el paradigma en política siempre son las televisiones públicas. A la tentación de controlarlas nadie se sustrae. Las convicciones democráticas siempre decaen cuando está en juego la posibilidad de disponer de un telediario para divulgar la propaganda del gobierno de turno. Después de denunciar cuatro décadas de régimen socialista en la Junta, esperaba que los populares y Ciudadanos guardarían algo las apariencias en sus primeros pasos por el Ejecutivo autónomo. Pero el periodo de continencia se puede dar por terminado. El recién nombrado consejo de Radio Televisión de Andalucía, Canal Sur, es la deprimente realidad de que cualquier práctica pasada sobrevive a la revolución. El PP para disimular situó a un periodista de prestigio, Rafael Porras, al frente pero luego completó el cupo con Mariví Romero, una experta en sentarse en sillones públicos desde el siglo pasado. Su mérito, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, y el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, la conocen desde que los tres jugaban a las batallitas políticas en Nuevas Generaciones. Pero el PSOE de Susana Díaz ha superado todos los registros posibles. Designó a tres políticos en paro, fieles a la cuestionada lideresa, que necesitan alimentar a sus familias. Los nuevos consejeros debían someter su idoneidad al examen del Parlamento. Lo aprobaron, ningún grupo político osó formular ni una pregunta.

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