Cosas que pasan

Ricardo Castillejo / Rcastillejo@grupojoly.com

El valor de las palabras

NO otorgamos a las palabras el valor que éstas tienen. Y no sólo me refiero al significado al que nos llevan sino también a su calidad. Analicen, por ejemplo, la de "dama". Suave, amable, cariñosa. Parece acariciarnos, ¿verdad? Añadamos ahora un complemento, tipo "de la canción" o "de la escena", y encontraremos una buena definición para alguien como Pastora Soler.

Algo debe tener la sevillana para que muchas otras la hayan considerado ganadora del Premio Mujer 2008 que, el III Congreso Mujer y Parlamento, le entregará el próximo jueves en Madrid junto a otras galardonadas como la periodista Isabel Gemio. "Estoy ilusionada porque no es el típico acto para gente de la música", me reconoce con un ojo puesto en la capital y otro en su pueblo de Coria donde se encuentra construyendo una casa con visos, en un futuro, a ser compartida. "Cuando me case, serás el primero en saberlo", me avisa la que un buen día nos emocionó con esas mismas coplas a las que, pronto, regresará. "¿Te has enterado del éxito del programa de Canal Sur?", le pregunto. "Voy para la final, el 23 de febrero", contesta.

Sin embargo, lo que yo deseo -y muchos igual-, es que Pastora vuelva a grabar canción española, proyecto que acaricia con mimo y que, a pesar de la mayor urgencia de la discográfica, su intención es prepararlo muy poquito a poco. "En mis conciertos cada vez tiene más presencia pero no puede ser un trabajo hecho de cualquier forma". Sea como sea, que lo veamos, que lo escuchemos, que los teatros andaluces apuesten por artistas como ella -una de nuestras mejores voces-, o por otras como Charo Reina, ésta más señora de rompe y rasga, que recorre España con la producción de Enrique Cornejo, "Bajarse al moro". Y, aunque ya haya visitado Granada y Málaga, Charo manifiesta cierta nostalgia por no haber pisado aún su tierra. Recuperada de uno de esos virus sin nombre que nos invaden cada invierno, no queda otro remedio que, para pagar las deudas, seguir en la brecha. Al final, va a resultar que, alguien que te retire, no era tan malo como decían. Al menos, de vez en cuando.

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