Y ahora... ¿dónde lo pongo?, ¡Aquí falta sitio! o ¿Cuánto me podrían dar por esto?, son frases que se repiten cuando algún objeto ya ha terminado de cumplir su función. Y las cofradías no escapan de esta situación. Haciendo un repaso por algunas hermandades, se contempla un amplio abanico de posibilidades para dar salida a aquello que ya no es útil. Uno de los casos más llamativos, lo protagoniza la cofradía de la Humildad. La hermandad del Domingo de Ramos trabaja en la realización de un nuevo grupo escultórico obra de Ramos Picón que está previsto que se procesione en la próxima Semana Santa. En su portal de internet (www.hermandaddelahumildad.es) la cofradía ha colocado un enlace bajo el nombre Venta del Misterio en el que se muestra cada uno de las tallas que componen el grupo escultórico que acompaña al Señor de la Humildad. En este desglose se describe a cada una de las imágenes y se pude 'pinchar' sobre la fotografía que acompaña para verlos con más nitidez. Todas las imágenes menos el romano. El centurión ya ha sido vendido. La hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo de Almonte ha comprado la talla que tallara en 1989, Francisco Berlanga de Ávila.

La cofradía de la Humildad tenía previsto en un principio estrenar el nuevo grupo escultórico este mismo año. Al retrasarse hasta el próximo año, las imágenes tienen que seguir procesionando aquí el Domingo de Ramos. Pero el centurión, hará doblete. La imagen será trasladada al municipio onubense para que pueda ser procesionado en la noche del Miércoles Santo.

También la cofradía del Monte Calvario puso a la venta uno de sus grandes enseres. El trono antiguo del Santísimo Cristo Yacente de la Paz y la Unidad se anunció durante mucho tiempo en su página web, justo después de la llegada a la hermandad del trono que los sustituyó. Una pieza diseño de Antonio Martín, inspirada en el retablo de la iglesia del Sagrario.

Según explica su hermano mayor. Sergio Romero, numerosas hermandades se han interesado por la pieza, pero cuando la ven al natural, todo se quedó en mero interés. "Ya sea por una cuestión de precio o por que su tamaño es más grande de lo que necesitaban finalmente nadie lo ha comprado", lamenta. Y no es por falta de novios, ya que han mostrado interés desde ciudades como Cuenca, Murcia o Alicante o incluso León. Dentro de las fronteras andaluzas, una cofradía de Almería capital. De la provincia de Málaga , una hermandad de Vélez y de la capital, "una de nueva creación". No a través de internet, pero si de boca en boca, la hermandad también ha vendido otros enseres ciriales o dalmáticas a "hermandades que sabíamos que las necesitaban".

Quién si consiguió vender su trono fue la hermandad de Viñeros. Si nos remontamos unos años, la corporación del Jueves Santo vendió el trono antiguo de la Virgen de la Soledad y Traspaso al Dulce Nombre para que procesionara su titular mariana, que da nombre a la cofradía del Domingo de Ramos.

Santa Cruz hace nueve meses que puso en venta su casa hermandad, y así lo anunció en su web. Desde entonces sólo ha mostrado interés un particular. "Yo creo que se equivocó", cuenta con cierta sorna el hermano mayor en funciones, Eugenio Stechini. La sede tiene 80 metros cuadrados y pretenden venderla para poder empezar a construir una nueva en un local que el Ayuntamiento le cedió en la calle Puerto Parejo. "Cuando tuvimos que construir la actual, la hicimos los hermanos. Lo más probable es que con la nueva empecemos así". A la espera de algún comprador, Eugenio reconoce que "la paciencia es la clave".

Si no se contempla la venta como opción para dar salida a lo que ya no se va a utilizar en la cofradía, siempre está la exposición. Esto hizo la Soledad de San Pablo con el antiguo trono del Santo Traslado. La cofradía firmó un acuerdo de cesión con el Museo de la Semana Santa de parte de la pieza de Pedro Pérez Hidalgo "hasta que la agrupación lo necesite", explica el hermano mayor, Ricardo Delgado. La otra parte la conservan en la casa hermandad.

Estos son claros ejemplos de que a veces, la vida da dos oportunidades, aunque sea para perpetuar la utilidad de los enseres, los tronos, una casa hermandad, o incluso, la de un centurión romano.