Desunidas Podemos insta a negociar al PSOE sin esperar a septiembre, mientras que Garzón apuesta por facilitar un gobierno en torno a un acuerdo programático. Aunque se queden fuera. De todas formas, Pablo Iglesias tampoco contaba mucho con ellos. Idea que comparte Izquierda Anticapitalista, que considera un error la estrategia seguida. Y a lo que el PSOE responde recordando que la oferta de la semana pasada ya no está sobre la mesa y que ahora hay que hablar con todos. Feijóo sugiere que el PP estudie la fórmula de la abstención, siempre y cuando el PSOE no gobierne con Podemos e independentistas (aunque en su voto en contra coincidan con los separatistas de Junts per Catalunya). Algo así como el gobierno de cooperación que se sugirió al comienzo de las negociaciones y que nadie quiso entender en qué consistía. Pero Casado contraargumenta que "es indignante que pretendan que faciliten el gobierno a quienes pactan con Bildu". Que por su parte niega cualquier pacto con el PSOE en Navarra, pero que ve con buenos ojos el gobierno de la socialista porque piensan que siempre será más fácil llegar a acuerdos puntuales con un PSOE al que el PP y Ciudadanos se empeñan en negarles el agua, que con una coalición de derechas. Aunque en el País Vasco no hayan mostrado tantos remilgos cuando sus votos han coincidido. Mientras que los vascos tienen claro que se trata de maniobrar puntualmente cada día de los próximos cuatro años, para Rivera hay maniobras más urgentes: ante la avalancha de críticas hay que cerrar filas. O ampliarlas. De la dirección salen los críticos y se incorporan los afines. Y para que quepan todos, la comisión permanente pasa de 12 a 20 miembros y el comité ejecutivo, de 33 a 50. Rivera parece haber empezado por dotar a la organización de su partido de modelos de empresa (paradigma de la regeneración que promulga), de chiste. El de la competición de remeros, en el que para ganar a la canoa japonesa, los españoles ponen a uno a remar mientras ocho marcaba el ritmo.

No nos engañemos, con el voto en contra de PP, Cs y Vox, no hay posible gobierno sin el apoyo de UP y, como mínimo, la abstención del resto de fuerzas. Y esa abstención la marca las concesiones a IU. La alterativa, es un pacto de las tres derechas con la invocación a la abstención de un PSOE, que ya no tiene en frente al presidente de un partido condenado por corrupción, o elecciones.

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