Cambio de sentido

La vida te da sorpresas

El virus nos hace asumir profundamente que todo cambia y que nada es tan firme y seguro como parecía

Sitrazas un camino, cuidado, te costará volver a campo abierto", escribió Henri Michaux. En estos tiempos de desconcierto pienso a menudo en ello, en la tendencia cada vez más extendida en el mundo del camino vital no ya trazado, sino previsible, estable y sobre todo seguro, revisado por expertos, acreditado con un sello. Tarde o temprano, la vida tiende a llegar y poner todo patas arriba. Hay quienes, por temor a que eso pase, toman precauciones hasta el punto de construir una vida sin vida. Sin fisuras, pero también y por tanto sin rendijas.

No quería ponerme filosófica, pues estamos en Agosto, pero la alternativa era hablar de algún delirio concreto la Nueva Realidad, y eso es muchísimo más agotador. La Realidad, en estos tiempos, está redefiniendo y reconstruyendo sus normas por entero, y ello cansa horrores, y pone a las gentes en una contradicción continua. Lo que ha estremecido las altas torres de lo establecido, y nos trae tarumbas, es precisamente lo imprevisto, lo ignoto, lo inesperado: un virus nuevo, vaya usted a saber cómo ni por qué, ha atentado contra todo lo previsto, lo seguro, lo fijado. Nos ha hecho entender que nada -por supuesto tampoco la sensatez, como bien puede observarse en todos y cada uno de los menteplanistas- era tan firme como parecía. La respuesta a un problema de esta categoría pasa por cercar más aún el azar. Si hay un camino para ir y otro para volver, va a estar complicado deambular, y aún más el encuentro, el hallazgo, la posibilidad. Aun así, para lo bueno y para lo malo, sepan que la vida -en cuantito se lo permitimos- comparece, y nos vuelve a dejar boquiabiertos bajo nuestra mascarilla. ¿Cuántas veces se han dicho a ustedes mismos "Esto no me puede estar pasando a mí"? Da pánico, pero también, ¿cuántas cosas hay en nuestra vida que en la actualidad no son como las hubiéramos imaginado, y sin embargo nos componen y, es más, se convierten en un pozo de sabiduría?

Ya conocen esa obra maestra de Rubén Blades, Pedro Navaja, en la que un borracho se erige en coro griego y balbucea "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios". Mientras antes asumamos, en estos tiempos inciertos y muy duros, que todo va a cambiar, que no hay nada seguro, más preparados estaremos para, ni quedar a merced de los vientos ni pretender, por el contrario, que no nos muevan un pelo. Lo terrible y su desgarro, pero también lo realmente bueno y su alegría, suele rebasar todos los planes.

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