La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¡Que viene el franquismo!

Atendiendo a lo más urgente y preocupante, el delito de apología del franquismo se incorporará al Código Penal

Por la mañana temprano, medio dormido, creo oír La generala como sintonía del informativo, al que el locutor llama "el parte". Pido el primer café de la mañana y el camarero, ante mi estupor, se cuadra y me saluda brazo en alto vociferando "¡Arriba España!". Cojo el autobús y el conductor empieza protestar recordando los buenos tiempos franquistas en los que él no tenía que ocuparse de supervisar que los pasajeros pasen su tarjeta o de expender los billetes; los buenos tiempos franquistas en los que era un colega, sentado junto a la puerta trasera del autobús que entonces era la de entrada, provisto de taquitos de billetes cogidos con gomillas y de una esponja humedecida, quien se ocupaba de la venta de los billetitos rectangulares que muchos viajeros -¡más educados, mucho más educados que los de ahora!- se metían hechos un fino rollito por debajo de la alianza formando una uve. Y, cada vez más excitado, exclama: "¡Aquello sí que era creación de puestos de trabajo! ¡Dos productores por cada autobús! ¡Viva el Fuero del Trabajo!".

Algo raro está pasando. En la Avenida de la Constitución un grupo de alborotadores está quitando el rótulo para reponer el de José Antonio, por los raíles del metrocentro están haciendo circular un tranvía con un anuncio de hojas de afeitar Palmera y abarrotado de falangistas que, asomando los brazos en alto por fuera de las ventanillas, cantan el Cara al sol; en la puerta del Palacio Arzobispal han vuelto a aparecer las pintadas de "Franco, Franco, Franco" que le endilgaron al cardenal Segura y en la muralla del Alcázar se alza la Cruz de los Caídos. No cabe duda: algo raro, muy raro, está pasando.

El franquismo durmiente ha despertado, el fascismo resucita, vuelven banderas victoriosas al paso alegre de la paz, lo que se dio por enterrado el 23 de noviembre de 1975, se creyó autodisuelto el 18 de noviembre de 1976 y para siempre fenecido el 6 de diciembre de 1978 regresa, vivito y coleando. Quienes hasta ahora habían disimulado ya no lo hacen. El franquismo ha regresado, los franquistas se multiplican como hongos, el fascismo se extiende como una pandemia, la democracia está en peligro…

Afortunadamente, con ese fino olfato para detectar los peligros más graves que nos amenazan y más preocupan a los españoles, Adriana Lastra ha anunciado que se incorporará al Código Penal el delito de apología del franquismo. Menos mal.

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