A vueltas con el cinturón verde

Adoptado el acuerdo, la propuesta no resistió el primer baño de realidad y no se volvió a hablar del tema

Málaga es una ciudad de propuestas recurrentes. Proyectos que periódicamente aparecen para recordarnos que su interés solo es parejo a nuestra incapacidad para impulsarlos. Esto días, mientras algunos medios se hacían eco de que la dispar dotación de áreas verdes entre los distritos va de la mano de la diferencia de renta de sus habitantes, volvió a tocarle el turno al cinturón verde de la ciudad.

La reciente propuesta de Izquierda Unida no es nueva. La hemeroteca ya la recoge en 2016, con parecidos más que razonables a la del profesor de la UMA, Pérez Latorre, en una tribuna de 2006. Más cercano en el tiempo, el Plan de reactivación para superar los efectos de la COVID incluye un proyecto estratégico denominado "Cinturón Verde y Azul". Aunque su única propuesta de actuación sea peatonalizar calles. Y mucho antes, con motivo de la revisión del PGOU de 1997, la Federación de Asociaciones de Vecinos "Unidad", propuso que el Plan contemplase un cinturón verde entre la presa del Limonero y Teatinos. Este agosto, el ayuntamiento ha sacado a contratación la cartografía del ámbito que ocupará el cinturón en la zona este. Lo que es novedoso en la última propuesta de la formación de izquierdas es su alcance y ubicación: 100.000 árboles en un cinturón que vaya desde Arraijanal hasta la Araña, al que se sumarían los terrenos de Repsol y el Guadalmedina. 60.000 árboles en zona urbana y 40.000 en otras áreas a repoblar. La portavoz de la formación ha enmarcado la iniciativa dentro de un plan cuatrienal. Que no es mala idea. El Guadalmedina suena bien en los oídos de cualquier malagueño, pero se antoja complicado con la carencia de zonas libres en sus márgenes y las condiciones que tiene que mantener su cauce. Los terrenos de Repsol acaban de ser declarados litigiosos, condición que genera las mismas incertidumbres en los posibles compradores que en la viabilidad de su arbolado. Y los 40.000 árboles restantes, en los 22 kilómetros que separan la Araña de Arrijanal, no dejan de ser una brizna verde.

En 2014, la corporación municipal acordó por unanimidad impulsar la candidatura de Málaga a Capital Verde Europea en 2017. Adoptado el acuerdo, la propuesta no resistió el primer baño de realidad y no se volvió a hablar del tema. Pero ello no impide reconocer la existencia de un mínimo consenso para impulsar un cinturón verde que se extienda hacia poniente.

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