Andalucía no puede perder más industria

Después de tantas facilidades y 300 millones en ayudas, Airbus ha de asumir su responsabilidad y agotar todas las vías para no cerrar la factoría de Puerto Real

La maltrecha economía gaditana recibe un nuevo golpe con el anuncio por parte de Airbus del cierre de su planta en Puerto Real. Son casi 500 empleos los que quedan en el aire de forma directa, además de los de la industria auxiliar. La medida afecta de forma muy directa a un sector en el que Andalucía había depositado grandes expectativas de futuro. El Gobierno no ha ocultado su enorme preocupación después de las ayudas públicas y facilidades de todo tipo que ha recibido el gigante aeronáutico. Pero el Ejecutivo no se puede limitar a expresar buenos deseos y tiene que intervenir con eficacia para garantizar que la carga de trabajo no se escape de Cádiz. La empresa, tras condenar a una factoría con un arraigo tan fuerte, ayer parecía dar marcha atrás con mensajes contradictorios a los trabajadores. Apela a la negociación y lo mínimo que cabe esperar es que agote hasta la última posibilidad de mantener intacta la actividad en una fábrica tan emblemática. Las plantas del CBC de El Puerto de Santa María, también en Cádiz, y la factoría de Sevilla, donde se ensambla el modelo de transporte militar A400M, por ahora han corrido mejor suerte, aunque la amenaza de los ajustes sigue vigente. La Administración, en este contexto, no puede perder de vista lo mucho que costó traer estos programas a Andalucía. Y esto al margen de los 300 millones en ayudas ofrecidas al sector para suavizar los recortes. La propia ministra de Industria, Reyes Maroto, recordó el jueves la creación de un aerofondo de 100 millones para garantizar la producción. La compañía se escuda en que los pedidos netos de aviones comerciales cayeron un 65% en 2020 y así justifica que no puede mantener las dos plantas gaditanas. De hecho, ha anunciado pérdidas de 1.133 millones debido a la crisis del sector, pero también a las sanciones de 3.600 millones que afrontó en ese ejercicio para evitar procesos por corrupción y a las provisiones por el A400M. Parece obvio que el cese de la producción del A380 ha marcado el destino de la factoría puertorrealeña. Pero la multinacional está obligada a hacer lo indecible para encontrar soluciones después de las subvenciones recibidas a fondo perdido durante años. Airbus no puede escurrir el bulto y dejar en la calle a cientos de personas.

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