La relajación de las medidas de protección, desaparecidas en prácticamente todos los escenarios, y la sucesión de festejos multitudinarios que hasta bien entrado el verano se estarán celebrando en Andalucía son la combinación más ventajosa para que el Covid campee a sus anchas durante los próximos meses. En Sevilla los contagios se han multiplicado durante la reciente feria. Córdoba, Jerez, Huelva y Granada son las siguientes citas multitudinarias, con concentraciones de cientos de miles de personas, y el agravante del aumento de temperaturas que invita a desentenderse de los tapabocas. El problema es que la mayor incidencia se da en los sectores de población más desprotegidos: los mayores de 60 años, personas inmunodeprimidas y embarazadas. Y, finalmente, penetra en las residencias de mayores. En Málaga, por ejemplo, el Instituto de Estadística de la Comunidad Andaluza contabilizó en las primeras 19 semanas de este año casi un centenar de muertes en los centros sociosanitarios, el triple que en el mismo periodo inmediatamente anterior. La buena noticia es que la inmunización funciona. Los contagios se multiplicaron por nueve y los decesos por tres. Las vacunas evitan en la mayoría de estos pacientes que la enfermedad alcance una gravedad extrema. Pero es un consuelo bastante hipócrita. La sociedad se halla extenuada por la pandemia. La economía debe acelerarse para recuperar la riqueza perdida en los dos últimos años. Andalucía necesita al turismo como fuente de ingresos y la propia idiosincrasia del sector requiere para sus objetivos millones de visitantes y, por tanto, movimiento. El ecosistema propicio para el virus. Ante esta realidad, es fundamental que el sistema de vigilancia funcione para reaccionar antes de que se traspasen los límites.