Crisis de autoestima nacional

La incapacidad de los gestores públicos de contener la pandemia socava la confianza de los ciudadanos en las instituciones

El crack económico de 2008, la crisis catalana y, ahora, la pandemia de coronavirus han desembocado en una crisis de confianza de los ciudadanos en sus representantes, sus instituciones e, incluso, en su propio país. Esta crisis se ha acentuado especialmente en las últimas semanas ante la manifiesta incapacidad de los gestores públicos de contener la pandemia, lo que está dañando no sólo la autoestima de los españoles, sino la imagen de nuestro Estado ante la comunidad internacional. La gran mayoría de los ciudadanos hemos crecido en unos años en los que España era un país pujante que asombraba al mundo por su capacidad de regeneración democrática tras cuarenta años de dictadura, por su espectacular crecimiento económico, por la modernización de una sociedad que se situó entre las más avanzadas de Europa, etcétera. Sin embargo, ahora, se nos observa en el exterior como un país con graves problemas de cohesión interna y de funcionamiento institucional. Evidentemente, las causas de estas crisis no se pueden achacar a un solo factor, pero es cierto que la incapacidad de los partidos políticos de llegar a acuerdos que beneficien al común, especialmente de las dos grandes formaciones sistémicas, PSOE y PP, está siendo especialmente dañina en los últimos meses. Los gobiernos nacional y autonómicos no sólo no están siendo eficaces a la hora de frenar el virus, sino que además no tienen ningún tipo de reparo en practicar unas políticas absolutamente partidistas que muy poco tienen que ver con el interés común y sí mucho con sus ambiciones. Mientras tanto, los ciudadanos ven con asombro y temor cómo empiezan a aparecer fisuras en la España que tanto nos ha costado levantar. Ya se puede hablar claramente de una crisis de autoestima. Los responsables de los partidos deberían reflexionar muy seriamente sobre este asunto, si es que todavía les interesa un poco el devenir del país, algo de lo que ya se puede lícitamente dudar.

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