Dependencia, la asignatura por aprobar

Andalucía es la segunda región, sólo superada por Cataluña, con más personas fallecidas en la lista de espera para recibir ayudas a la dependencia

Desde que la impulsase el presidente Rodríguez Zapatero, la Ley de Dependencia ha sido muchas veces un listado de deseos incumplidos más que una verdadera herramienta de transformación social. El cuidado de las personas mayores o discapacitadas se ha convertido en un auténtico problema en una sociedad como la actual, en la que la mujer está al fin plenamente incorporada al trabajo y la familia tradicional e intergeneracional está en franca decadencia. Nadie puede negar la virtud de una ley que encaró por primera vez en España un problema acuciante y que, debido al alargamiento de la esperanza de vida, ha ido a más. Sin embargo, de nada sirven las leyes si no se acompañan de los fondos necesarios para ejecutarlas y si no se generan sistemas burocráticos ágiles para gestionarlas. En este sentido, los datos nos arrojan un triste panorama. Unos 11.000 andaluces fallecieron este 2020 mientras esperaban a que se resolviesen los trámites para cobrar la ayuda de la dependencia. La cifra coloca a Andalucía como la segunda autonomía, sólo superada por Cataluña, con más fallecidos en la lista de espera de estas ayudas, según la asociación estatal de directores y gerentes en servicios sociales. En el conjunto nacional, la cifra se eleva a 51.540 fallecidos, de los cuales 31.976 fueron dependientes con derecho y 19.564 pendientes de valorar. Un auténtico desastre tras el que se ocultan miles de historias familiares de angustia, dolor e impotencia. Como señalan los profesionales del sector, cada nueve minutos fallece una persona "en el laberinto burocrático de la ley" y alertan de que se "se está abandonando sin atenciones a las 381.115 personas que están a la espera de las ayudas". Es evidente que la Ley de Dependencia es una de las grandes asignaturas aún por aprobar de la gestión pública y que ya es hora de que se empiece a tomar en serio una herramienta social más que necesaria en los tiempos actuales. Rodríguez Zapatero se hizo en su día la foto de la aprobación de la ley, en 2006. Hoy, catorce años después, sigue siendo un instrumento muy deficiente.

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